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En el vídeo hay un chico muy flaco, que musita cada palabra poco a poco, que sonríe después de casi cada frase. Apenas se le oye y responde a las preguntas de la psiquiatra con calma; su mujer le ayuda. "Yo era muy activo y fuerte y pensaba que era invencible, pero la ELA me ha vencido", cuenta Daniel Mateo Martínez, de 35 años, que en solo un año ha pasado de ser profesor de educación física a quedar postrado en una silla de ruedas. Daniel está tranquilo. Quiere morir sin sufrir, no apurar cada hora de vida hasta que una flema le ahogue.
Un espectacular sardo despierta la tarde en el tercero, noble y con clase aunque con el motor justo. Salvador Cortés, irregular con el toro de Rufino ...