#132 Por lo que entiendo el texto defiende lo que se llama el modelo de las variables ocultas. Es un modelo que postula que en el fondo la indeterminacion cuantica es consecuencia de datos que no conocemos. Que en el fondo, la mecanica cuantica, es como la mecanica clasica.
El teorema de Bell ha desechado esa posbilidad. El mundo cuantico NO se comporta como el mundo clasico.
https://es.wikipedia.org/wiki/Teor%C3%ADa_de_variables_ocultas#:~:text=En%201964%2C%20John%20Bell%20demostr%C3%B3,entonces%20deber%C3%ADa%20cumplirse%20dicha%20desigualdad
Despues el texto afirma cosas como
si el átomo individual es anárquico, ¿por qué habría de darse esta
regularidad en los grandes números? (…) no creo que haya ninguna alquimia mediante
la cual se pueda producir una regularidad en grandes números en base a un puro
capricho en cada caso individual
Pero justamente es posible deducir comportamientos regulares de los grandes numeros. Justamente la mecanica estadistica es eso.
A partir del movimiento aleatoria de los atomos podemos deducir cosas como la temperatura, presion, punto de fusion, la formacion de un copo de nieve, ....
PD: Veo que has citado a "Dios Existe El Libro Que Todo Creyente Debera y Todo Ateo Temera Leer". Curiosa lectura
#108 No sé si este texto podría arrojar luz. ¿Qué opinas?
Finalmente, para resolver del todo esta objeción, abordemos el mencionado problema del
indeterminismo cuántico. Quien conozca un poco sobre el tema ya sabrá que esto hace
alusión al famoso principio de incertidumbre formulado en 1927 por el físico alemán
Werner Heisenberg. De acuerdo con este principio uno no puede conocer con certeza la
velocidad y posición de una determinada partícula subatómica al mismo tiempo porque el
medir una cosa inevitablemente afectará a la otra. Por tanto, siempre estaremos en
situación de incertidumbre con respecto al estado real de la partícula.
¿Significa esto que hay “indeterminismo” en el mundo cuántico? De ningún modo.
Simplemente significa que hay indeterminismo en nuestro conocimiento del mundo
cuántico y eso era justamente lo que quería dar a entender Heisenberg cuando escribía
que: “las leyes naturales formuladas matemáticamente en la teoría cuántica ya no tratan
de las partículas elementales mismas, sino de nuestro conocimiento de ellas” (18).
Y la misma perspectiva tenían Rutherford, Schrödinger, Dirac, Bell y Einstein, siendo
este último el que la expresó con mayor elocuencia al decir que “Dios no jugaba a los
dados” y que “la mecánica cuántica es una disciplina para representar nuestra
ignorancia, no una presentación de la situación en su verdadera realidad” (19). Por
tanto, no hay que confundir indeterminismo epistémico con indeterminismo ontológico.
Una cosa es que no podamos conocer con certeza el estado de las partículas subatómicas
y otra muy distinta que éstas no tengan un estado definido (20).
Y no solo eso. Es mucho más racional creer que el indeterminismo cuántico es
puramente epistemológico porque solo así podemos conciliarlo con el orden y regularidad
que observamos en el macrocosmos. Por el contrario, si creemos que este
indeterminismo es ontológico sería imposible conciliarlo con lo otro ya que, como decía
Bertrand Russell, “si el átomo individual es anárquico, ¿por qué habría de darse esta
regularidad en los grandes números? (…) no creo que haya ninguna alquimia mediante
la cual se pueda producir una regularidad en grandes números en base a un puro
capricho en cada caso individual” (21).
Es hora, entonces, de que la física cuántica deje de jugar al avestruz y asuma el
compromiso de encontrar una interpretación razonable, es decir causal, de la naturaleza
microfísica. Decir que la realidad misma es indeterminada porque no podemos
determinarla con certeza es pura arrogancia pues supone que somos omniscientes. Pero
no lo somos