#1 Lo que tendría que salir es hasta la última mierda que se esconde en tanto pendrive y disco duro que guardan en sus casas y aún no han sido machacados a martilllazos (son más tontos que corruptos, que ya es ser tonto...)
El Metal tiene una larga tradición de lucha callejera.
En el 77, con la reconversión naval, se llegó a tirar un frigorífico desde unan azotea a los antidisturbios, conocidos entonces como "los pañuelos verdes". El coro "La Guillotina" le dedicó a los suceso un divertido tango:
En el pasado octubre
una gran fiesta se celebraba,
se estaba festejando
que la bahía nos la cerraban.
Algunos gaditanos
a sus colegas se lo dijeron,
y desde la Mezquita
con sus pañuelos verdes vinieron
(¡a bailar!)
Todas nuestras calles
les dejamos solas
para que tranquilos
vieran la ciudad.
Con sus escopetas
y bolas de goma
al tiro al blanco
pudieron jugar.
Lanzaban petardos,
qué cachondos eran,
y las gaditanas para responder
echaban claveles
desde las ventanas...
¡pero con macetas
para que fueran con rapidez!
Se volvió a demostrar
que en nuestra capital
cada vez que nos da la gana
se tira si es necesario,
la casa por la ventana.
No se pudo evitar
la generosidad,
y cayeron muchos regalos:
una mesa y una silla,
una plancha y un lavabo.
Qué amabilidad
la de ese gaditano
que dio una nevera
a los invitados.
El pueblo de Cádiz
qué bien se portó,
porque supo ofrecer
al que vino a comer
el mejor de todos sus platos,
y dispuso advertir
que si vuelven aquí
les daremos el mismo trato.