#8 Con lo de repetir aquello que funcionó bien, yo siempre pongo un ejemplo de una figura que habría que recuperar, pero con las modificaciones oportunas: el juicio de residencia.
Allá por los siglos XVI, XVII, y XVIII existía esa figura jurídica. Cuando alguien accedía a un empleo u oficio de república, tenía que declarar ante la justicia su patrimonio y rentas y las de todos sus familiares hasta el séptimo grado civil (primos segundos). Al terminar su mandato, también tenía que declarar ante la justicia su patrimonio y rentas, así como justificar las acciones realizadas durante su mandato.
Este juicio se le aplicaba desde el último regidor ordinario de Trevélez hasta al virrey del Perú. El efecto disuasorio que tenía era muy serio.
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