Es brutal por su simplicidad...
"Si ostentabas un cargo de responsabilidad la OSS te animaba a:
A. Priorizar los trabajos más irrelevantes.
B. Asignar los encargos de importancia a los empleados menos eficientes.
C. Promocionar a los vagos.
D. Desmoralizar a los equipos.
E. Programar reuniones inoportunas cuando la oficina esté a mil, sobrecargada de trabajo.
F. Alambicar al máximo los trámites para eternizarlos. "
Tengo una nueva palabra favorita... "Alambicar"
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Segundo, si EEUU sabotease una infraestructura europea se arriesga a dañar seriamente una relación transatlántica que ahora -a diferencia de hace 4 años- está en un momento estupendo. Un riesgo gigantesco frente a un beneficio potencial de... cero.
3/
Porque el sabotaje no es irreversible. Si en, pongamos, dos años Berlín y Moscú decidieran reabrir los gasoductos, se reparan y santas pascuas. Así que como teoría de la conspiración mola, pero no resiste un análisis serio. El mundo no funciona así.
4/
Lo mismo vale para Ucrania, a la que algunos apuntan por ahí. No parece muy inteligente atacar la infraestructura e intereses del segundo bloque que más te está ayudando en mitad de una guerra. No tiene sentido (y probablemente Ucrania carece de las capacidades para hacerlo). 5/
Examinemos la hipótesis opuesta, que haya sido Rusia. El contraargumento es: ¿por qué iba Rusia a sabotear su propio gasoducto? Pero hace poco cabía pensar: ¿por qué iba Rusia a cerrar el grifo del gas y quedarse sin su principal fuente de ingresos? Y aquí estamos...
6/
El sabotaje no tiene prácticamente ningún efecto práctico: ni interrumpe la navegación marítima, ni previene un suministro que ya era inexistente. Solo tiene sentido como mensaje: "Podemos dañar vuestras infraestructuras cuando queramos".
7/
Un mensaje además muy calculado: si hubiesen dañado gasoductos noruegos o bálticos en activo, sería un acto de guerra contra países de la OTAN. Al sabotear una infraestructura en desuso, en cambio, nos movemos en zona gris o híbrida, ante la que no hay respuesta clara.
8/
Esto puede ser parte de la escalada de los últimos días, en línea con las amenazas nucleares y los falsos referéndums en los territorios ucranianos: un intento de intimidar a Occidente para que deje de apoyar a Kiev en la guerra.
9/
Y si resulta que NO ha sido Rusia, estaríamos hablando de otro actor cuyas motivaciones se nos escapan. En ese caso, el panorama se habría complicado exponencialmente (aunque considero esto una posibilidad muy, muy remota)...