La vi el martes con mi ahijada australiana (así llamo a la chica que ha estado este año en mi casa, mientras mi hija estudiaba fuera). Fue el primer comentario que hizo. Tiene sangre aborigen, filipina e irlandesa. Y solo 16 años.
Es demasiado obvio y sucede delante de nuestras narices. Hay una generación en Marbella prodigiosa, llena de talento, que sucesivamente ha padecido la mala gobernanza. Gente que era joven hace veinte o treinta años me lo cuenta. Aun en su decadencia actual -porque el gilismo sin Gil continúa-, Marbella me parece interesantísima. Soy de Madrid y llevo diez años aquí por el azar de la vida. Hay gente buena que ha peleado a la contra. Es una ciudad fracturada, no solo por el turismo, sino también por las viejas costumbres y el horterismo institucional (aunque en los últimos años Estepona gana). Una ciudad de 150.000 habitantes en invierno gobernada actualmente con 20.000 votos, respaldados por ferias, procesiones, concursos, premios concedidos a mansalva. Aquí aún se presume de hacer todo a lo grande. Es triste. Las obras del hospital comarcal Costa del Sol aún no han concluido, ni las del centro de salud de Ricardo Soriano (antigua sede de Urbanismo de la Malaya, nada menos), ni la residencia de ancianos. Sí se han dado prisa en ceder hasta el final de este siglo el estadio de fútbol a una oscura fundación, donde se levantará un hotel de postín. Mienten como bellacos, nos les importa y ganan las elecciones.
"Aprende de tu padre", decía el actual concejal de Obras y Vía Pública de Marbella, Diego López. El corte inicial pertenecen a las grabaciones del caso con nuestro querídisimo Joakim. El tema es Dos Cretinos, dos cincuentones convertidos en punkarras. www.youtube.com/watch?v=uriua93NQBg&list=OLAK5uy_m9j3OallacdufPPIs
Me quedo con uno de los lemas de Rapture en aquella alegoría a mayor gloria de Ayn Rand que fue Bioshock: "Ni dioses ni reyes, solo hombres". Es curioso cómo las ideas opuestas se tocan por los extremos.
#126 Disculpa por responderte tarde. Sin "hard feelings". El problema no solo es el jugador. Es una cuestión de diseño por parte de los desarrolladores. Sigo pensando que la obra de cumbre de Bethesda no es ni Oblivion ni Skyrim, sino Morrowind, que depuró lo que era imposible en Dagerfall. Lo jugué en la primera Xbox y me voló en, en 2004, la cabeza. Sí, estaba lleno de bugs, pero nunca he sentido tanta inmersión en un juego. Kingdom Come Deliverance 2 me ha hecho sentir algo parecido. La curva de aprendizaje es difícil al principio, casi esotérica. Es cierto que hay que dedicarles tiempo, pero como a todo lo que es bueno en la vida. Un abrazo. Yo nací, perdóname, con el Pac-Man.