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En 2021 saltó a los medios la historia de Xavier y Carmen, un matrimonio nonagenario que había compartido 66 años de vida juntos. Ella vivía en una residencia aquejada de Alzheimer; él acudía a verla todos los días con la religiosidad debida de quien ama con toda su alma. Lo hermoso de la historia se encontraba en los valores subyacentes; los surcos de las arrugas de sus rostros configuraban el recuerdo de lo que una vez habían sido el compromiso, la entrega y el sacrificio.He de reconocerles que yo no soy una persona muy inclinada al emotivismo; a veces peco en exceso de racional. Sin embargo, con este caso esbocé una pequeña sonrisa. Similar reacción tuve cuando Florentino Ariza y Fermina Daza culminaron, ya ancianos, su relación en el Nueva Fidelidad. La escena tiene ciertos tintes toscos y hasta ridículos, pero no les voy a engañar, había sido altamente esperada. Xavier, cual Florentino moderno, había entregado sus fuerzas a la mujer amada.Me pregunto si en el futuro veremos más ejemplos como los arriba referidos. Algunos existirán, con bastante seguridad, pero seguro que menos frecuentes. España no se encuentra en su mejor momento en materia conyugal. La celebración de enlaces matrimoniales en el 2019 fue de 161 389, según datos del INE. El problema lo encontramos con los divorcios. Ese mismo año se rompieron 91 645 parejas, es decir, 183 290 personas volvieron a la soltería. Mis malos augurios respecto a la posibilidad de encontrar nuevos Xavier y Cármenes se basan en experiencias bien conocidas; la duración media de los matrimonios fue de 16,5 años, bastante lejos de los 66 que llevan nuestros protagonistas. Por cierto, desde aquí les deseamos que sean 1.000 más.La ley 30/1981 del 7 de julio introdujo los procedimientos para las rupturas. Desde su alumbramiento, los divorcios se han incrementado año a año. En 1982 se firmaron 21 464 rupturas de este tipo. Han pasado bastantes años ya e indicios y alertas del futuro al que nos dirigíamos había bastantes. Poco se ha hecho. Creo, llegados a este punto, que tenemos motivos para la preocupación.Sepan ustedes que no soy ningún enemigo del divorcio. Las personas debemos ser libres para entregar nuestro espíritu a aquel a quien nos oriente nuestro corazón. No obstante, se me aviva la desazón al pensar en las vidas rotas y los amargos comienzos. Sabina lo verbalizó con maestría: la «maldición del cajón sin ropa»; el «neceser con agravios». Así deben sentirse muchos de los que pasan por estos procesos.Las preguntas se me acumulan: ¿Qué lleva a dos personas que se habían prometido fidelidad constante a estas situaciones?, ¿en qué momento se produce la epifanía que lleva al divorcio?, cuando suceden, ¿son estos demasiado precipitados?, ¿ha dejado de ser útil el matrimonio? No responderé yo a estas cuestiones, pues poco puedo aportar y mi estrecho intelecto, que conoce bien a mi amiga la estupidez y sabe de lo que es capaz, me previene de ello. Por tanto, nos limitaremos a especular un poco sobre el tema.Un artículo de La Razón de enero de este año afirma, a partir de una encuesta realizada a 3.000 letrados, que las tres causas más comunes del divorcio son: el desgaste, alejamiento y falta de comunicación provocado por el estrés de la crianza; el desenamoramiento, a veces provocado por la irrupción de terceros y las infidelidades que, si me disculpan, deben de tener bastante relación con la anterior.La cuarta causa, que he escondido con cierta malicia, he de confesar, es la económica. Lo he hecho porque sobre este tema hay ya mucho escrito y es de sobra conocido. Todos sabemos, en especial los más jóvenes, lo que es posponer indefinidamente nuestros proyectos y aspiraciones. Con todo, pobreza siempre ha habido, acaso más que ahora, y esta no impidió que muchos tomasen los votos. Algo se nos debe de estar escapando.Quiero hacer una advertencia: las palabras que a continuación van a leer pueden herir el orgullo y sacudir los sentimientos. Con todo, espero que no me lo tengan en cuenta y, por prudencia, les anticipo mis disculpas.En mi opinión, los fundamentos arriba expuestos tienen que ver con la fragilidad de las relaciones sociales, la falta de compromiso y la incapacidad para asumir responsabilidades del hombre moderno. Zygmunt Bauman hizo en su momento una buena radiografía del fenómeno. No queremos implicarnos con nada ni con nadie; conceder minutos a los demás se nos antoja ahora demasiado. Nuestra vida convertida en una sucesión de pronombres personales de primera persona del singular: yo, mí, me, conmigo; la individualidad superlativa. Es verdad que los tiempos no han sido clementes con los que han intentado huir de esta dinámica, pero reconozcámoslo, el día que se enseñaron los plurales, o bien no hemos asistido, o bien no quisimos escuchar.El ser humano tiene dificultades para anticiparse al futuro. Es bastante diestro en el corto y, si me apuran, en el medio plazo; lo que esté más allá de estos horizontes se le hace insondable. Habrá consecuencias. Algunas ya empiezan a asomar. La soledad se encuentra entre uno de nuestros principales problemas. En España hay cerca de 5 millones de hogares unipersonales; 2 758 500 personas tienen menos de 65 años. En Asturias, el 31 % de las viviendas están habitadas por una única persona. Dicen que las cifras y la estadística son frías, tal vez; a mí estas me hielan la sangre.La soledad tiene efectos catastróficos en la salud mental. Estiman que aquellos que se encuentran en una soledad no deseada desarrollaban mayores riesgos de demencia en el futuro. Los suicidios continúan en ascenso rampante; https://www.huffingtonpost.es/entry/graficos-suicidio-espana_es_61b85b8de4b0358b5c4af1c5#:~:text=Con%20estas%20cifras%20y%20una,que%20la%20violencia%20de%20g%C3%A9nero." target="_blank" class="content-link external" style="color: rgb(227, 86, 20)">la principal causa de muerte no natural en España: en 1980 decidieron poner fin a su vida 1.562 personas, en 2020, 3.941. Asturias aparece, de nuevo, como la principal agraviada al presentar la tasa de suicidios más alta, 12 por cada 100 000 habitantes.Debo eludir la respuesta al título de este pequeño escrito. Lo cierto es que la desconozco. No sé si el matrimonio tiene sus días contados. Lo que sí está claro es que la soledad tiene sus efectos y que, en lugar de buscar remedios y alivios, continuamos caminando hacia un horizonte francamente malo. Los jóvenes estimamos que el tiempo transcurre con parsimonia, esperando que sus flujos discurran adaptados a nuestra individualidad; no es así. Algún día tendremos que enfrentarnos a nuestros demonios. Esperemos que, llegado el momento, todos tengamos a un Xavier en nuestras vidas.
Estos últimos días se ha avivado el debate del conflicto generacional. Ya saben, esa guerra sin cuartel que enfrenta a jóvenes y mayores por el reconocimiento de sus problemas. Los primeros consideran que la sociedad ha sido injusta con ellos; los segundos responsabilizan a los anteriores de algunos de sus males. La batalla se lleva librando ya unos años, pero parece que la crisis provocada por la pandemia ha encendido los ánimos de los contendientes.La discusión se ha orientado mucho en torno a la cuestión económica, mas no hay que olvidarse de la dimensión política. Jóvenes y adultos votan diferente; buen ejemplo es el asunto del Brexit. El problema es que la división generacional está tensionando la ya muy atilintada política; se están configurando dos bloques de votantes con intereses contrapuestos donde la edad constituye el elemento más principal. El interés del bloque de los jóvenes busca la reducción de la presión fiscal que les permita emanciparse y desarrollarse; el de los mayores mantener el esfuerzo para interrumpir la pérdida de poder adquisitivo generado por la espiral inflacionaria actual. Difícil solución.Al fin y al cabo, es una cuestión de números. Los pensionistas no han parado de crecer en los últimos años hasta alcanzar la actual cifra de 9 millones. Forman, además, un grupo muy homogéneo, pues su único interés a nivel político reside en la pensión. Por otro lado, tenemos a una población joven entre 20 y 39 años que suman 10 968.036 censados; hay quien pueda pensar que pueden formar un buen contrapeso al bando de los jubilados. El problema es que los intereses dentro de este grupo son profundamente heterogéneos: no busca lo mismo un chico universitario de 20 años que un hombre de 35 con ganas de formar familia. Esto hace muy difícil que se pueda unificar el voto que facilite generar una armonía entre lo que buscan unos y otros: en este escenario, la balanza se decanta, claramente, en favor de los más mayores.Aunque en la guerra se imponga un bando, habrá problemas; algunos ya perceptibles. Si la democracia no es capaz de satisfacer las pretensiones de los votantes más jóvenes, habrá quien empiece a mirar con buenos ojos otras alternativas políticas. La solución no puede ser, por supuesto, calificar a la juventud como «nihilista», «ociosa» u otros tantos adjetivos. Sabemos bien que esto solo aviva la reacción de quien padece estos ataques; yo mismo he presenciado como algunos miembros de eso que llaman los boomers amenazaban con su supuesta fuerza electoral. Razón no les falta. Sin embargo, la respuesta no puede ni debe ser la coacción electoral; aquí va una gran verdad: si la democracia no es capaz de desplegar mecanismos de integración para las generaciones más jóvenes, muchos serán los que se cuestionen su legitimidad, pues ¿para qué necesito algo que a mí nada me aporta?En general, la sociedad poco ha reflexionado sobre estos temas; la política, tampoco. Estos últimos siguen luchando por asegurarse el sillón mientras el mundo se encuentra en llamas. La paciencia de la juventud es grande, más no infinita; si la asfixia que sufren no remite, luego que no vengan los lloros…
#7 el problema de las pensiones se sabe, desde al menos, hace 30 años. Nadie habla de hacer Soylent Green, hombre. Todos tenemos abuelos. Se trata de encontrar un equilibrio que no asfixie más a los jóvenes; no puede recaer el peso sobre ellos. La pirámide está como está.
Por cierto, lo cotizado dura 12 años, el resto se recibe gratis. Una persona que viva más de 77 años, recibe dinero qur nunca cotizó. Por cada euro, un pensionista recibe de media 1,7.
Insisto, no es que yo quiera ver mal a los mayores, pero lo que se está haciendo es ahogar a una juventud que no se puede emancipar y no puede formar un hogar para pagar un dinero que no tiene al único grupo que no perdió poder adquisitivo durante la crisis de 2008. Las pensiones bajas, no tocarlas; ahora las máximas...que son de 40K anuales eh, un auténtico pastizal. Y como dije, si hubiera dinero, por mí encantado, que se paguen, pero como no lo hay y, de no recortar, lo que harán es subir más los impuestos para poder sostenerlas, y creo que los jóvenes ya soportan bastante
Un saludo.
#8 Pues casualmente hay quien opina que las cotizaciones por pensión máxima deberían destoparse, porque ahora hay un tope máximo y si tú ganas un sueldo superior a ese tope no cotizas por tu sueldo real, sino por el tope. Y esa sería una forma de que aumentaran los ingresos de la SS, ya que hay muchos altos cargos de empresas que tienen sueldos estratosféricos pero cotizan por el tope. Pero ahora dile tú a los que han estado toda la vida cotizando por la máxima que los recortes van a ser para ellos. ¿Qué crees que ocurrirá? Pues que todos los que estaban cotizando por la máxima pedirán cotizar por niveles inferiores porque si de todas formas luego le van a pagar una pensión bajita es tontería cotizar por la máxima.
Lo que no entiendo es qué tiene que ver el gasto en pensiones con que se ahogue la juventud. La juventud se ahoga por otros motivos: falta de trabajos adecuadamente remunerados, sobre todo. Porque si la juventud tuviera trabajos pagados decentemente, sería bueno para ellos y eso también redundaría en mayores ingresos para la SS y en mejores pensiones cuando les llegara el turno.
Quizá la juventud lo que tendría que hacer es luchar por mejores condiciones laborales, como hizo la juventud de los años 70 y 80, y por eso ganaban mayores sueldos que ahora. Huelgas, manifestaciones y jaleos es lo que no agrada a los empresaurios nacionales y es como siempre se han conseguido las mejoras laborales. Que no todo van a ser aifones y plaiesteisons.
Y luego van y votan a la libertad de las terracitas...
#12 #9 #8 Al final todo se reduce a que el problema de las pensiones y los problemas de la juventud son básicamente 2:
1. sueldos súper bajos para los jóvenes y mediana edad incluso con mucha más formación que los que ahora están ya jubilados, y
2. precios de la vivienda que limitan y se comen prácticamente el consumo de las familias (y hunde la economía familiar y retrasa en muchos casos el tener hijos hasta que ya se pasa el arroz) y esclavizan de por vida a los hipotecados y monopolizan todo el consumo lo que ahoga a otros sectores de la economia que en cadena dejan de pagar sueldos más altos, etc...
Si a esto le sumamos la concentración del trabajo en pocas zonas lo que conlleva a que cada vez más gente se vea obligada a desplazarse a esas zonas lo que aumenta la demanda de vivienda en esas zonas y su consiguiente aumento de precio...
#14 Exacto, la tormenta perfecta. Sueldos bajos implica:
- menos ingresos para la SS
- menor pensión para los ahora activos cuando se jubilen
- necesidad de que trabajen los dos miembros de la familia para poder atender el alquiler/hipoteca y mantener un nivel de vida digno
- dado lo anterior, imposibilidad de las parejas de engendrar hijos, al menos hasta que tengan una situación estable (con riesgo de que "se pase el arroz")
- dado lo anterior, aumento de parejas sin hijos o con hijo único
- menos hijos = menos mano de obra futura que habrá que suplir con inmigración
- si más inmigración, desde el punto de vista de la ultraderecha, mayor riesgo de que nuestra sociedad mute hacia esas otras culturas y religiones que traen los inmigrantes; básicamente, todos moros (yo no lo creo pero si eso llegara a ocurrir, los culpables serían los empresaurios)
En fin, se trata de problemas gordos pero los menos responsables de ellos son los jubiletas.
#15 pues la solución viene rápida:
Expropiar viviendas vacías y alquilarlas a largo plazo y a bajo precio, reventando el puto mercado especulador.
Obligar a las empresas con grandes beneficios (ojo, GRANDES BENEFICIOS) a mejorar los sueldos bajo pena de crujirlos a impuestos. Si en vez de ganar 20 millones de euros anuales ganas 17 y repartes menos dividendos a los accionistas te jodes, es eso, o desaparecer del país en unos años.
Siempre nos ha tocado arribar el hombro a los mismos, ya va siendo hora de repartir la carga, hostia ya.
Hoy escribo sobre un tema recurrente que ha vuelto a circular en algunos medios de comunicación y es, además, el elefante en la habitación del que todos opinan, pero pocos son los dispuestos a compartir su postura en público. Es un asunto espinoso, pues afecta a una gran parte de la población y el mero hecho de mentarlo agita los sentimientos de algunas personas, ya sea para criticarlo o bien para defenderlo. Nos referimos al sistema de pensiones.No encontrarán en este espacio una explicación sobre sus orígenes o sobre su importancia para la tercera edad. Al contrario, hablaremos sobre los efectos actuales de este modelo en los jóvenes y las posibles consecuencias para el futuro del país.Algunos aspectos son ya bien conocidos; sabemos que buena parte de la economía española se orienta hacia el colectivo de pensionistas, pues constituyen estos una buena parte de la población española: 9 000.000 de personas. Los Presupuestos Generales del Estado de 2022 han comprometido 149 996 millones para pensiones contributivas, 2.587 millones en no contributivas y 17 911 millones para las pensiones de las clases pasivas. En total, 37, 3 de cada 100 euros serán empleados en sostener a nuestros jubilados. Sean ustedes conscientes de las cifras que estamos manejando.El problema es que el peso de todo este gasto recae sobre una juventud con unas expectativas de lo más dramáticas. Tienen las tasas de paro más elevadas por grupos de edad, el sueldo de los menores de 30 años es 52 euros inferior al salario de hace una década y se enfrentan a precios de vivienda totalmente inalcanzables mientras andan a tientas de un proyecto vital. El matrimonio se antoja para nuestros jóvenes una quimera y la estabilidad pretendida no es más que una fantasía trasnochada que se sostiene únicamente a golpe de ansiolíticos.Los pensionistas, al contrario, otean el horizonte mejor pertrechados; han sido el colectivo que mejor ha capeado la crisis de 2008, siendo los únicos que no han sufrido pérdida de poder adquisitivo. Actualmente, además, suponen el grupo con más capacidad de consumo. Es decir, gastan más dinero que los trabajadores en activo; una situación difícilmente sostenible tanto en el plano económico como en el moral.Si la situación no es lo suficientemente preocupante, lo peor está todavía por llegar. En breve se jubilarán los baby boomers, la mayor cohorte poblacional de España. Estos han tenido carreras profesionales largas y bien pagadas y, por tanto, se espera que reciban prestaciones más suculentas que aquellos que les precedieron incrementando, más si cabe, el gasto público.Este desembolso se hace a expensas de un colectivo muy reducido. Los jóvenes se encuentran en clara desventaja numérica respecto a los jubilados. La pirámide poblacional de España causa auténtico pavor, especialmente en ciertas comunidades autónomas como Asturias, Castilla y León o Galicia. No deja de ser paradójico que la causa de este desastre demográfico se deba, precisamente, a esa cohorte que hemos mencionado, pues han sido los boomers los primeros en reducir drásticamente la tasa de fertilidad por debajo de los 2,1 hijos por mujer que requiere el reemplazo generacional.Esto último tiene sus propias consecuencias en el plano político. Los partidos hacen programas destinados al colectivo de jubilados por su gran presencia en el censo electoral y por su elevada participación, muy superior a los miembros más jóvenes. Cualquier partido español —con independencia de su ideología— sabe que perjudicar a los pensionistas hoy supondrá la debacle más absoluta en las elecciones del mañana. Los jubilados ponen y quitan gobiernos.Las consecuencias serán graves si la política española continúa entumecida ante tamaño desafío; las decisiones no adoptadas en el presente solo podrán contribuir a daños mayúsculos en el futuro. Entre los hipotéticos efectos, voy a mencionar cinco escenarios, si bien cabe la posibilidad de que ninguno se produzca o varios confluyan a la vez.1. Una generación perdida. Los fuertes tributos que se verán obligados a soportar convertirán a las cohortes más jóvenes en un auténtico lumpenproletariado. No podrán emanciparse ni formar familia alguna dificultando la recuperación demográfica que tanto necesita España. El perjuicio será doble: las altas tasas de paro que acusan repercutirá en la pensión futura. En otras palabras, son pobres en su juventud y lo serán también en su jubilación.2. Ruina futura de España. El gasto desmedido en pensiones generará un lastre en la ya muy dañada productividad debido a la política impositiva extractiva necesaria para sustentar el sistema. El tejido empresarial se gangrenará y la infección resultante arruinará lo poco que queda de industria en el país. De producirse, no habrá ya solo una generación perdida, pues serán varias las que tengan que caminar por el vía crucis del pago de la deuda.3. Guerra generacional. Los jóvenes precarizados se convertirán en un grupo caracterizado por el odio y el resentimiento. Culparán a los jubilados de sus desgracias, desencadenando un proceso que puede poner fin a la institución de la familia, unidad básica de organización social. Esto es peligroso. La familia es, pese a los continuos ataques de diversas fuerzas, una de las pocas organizaciones que todavía no ha sucumbido a los postulados de las nuevas ideologías dominantes. Esta plaza no puede ser rendida. Debemos ser prudentes en este punto, pues una crítica torpe o mal dirigida puede convertirse en el catalizador de un proceso destructivo que atente contra los intereses generales. Diversos poderes oscuros pueden acabar aprovechando el descontento mayoritario de los más jóvenes para imponer sus abyectas agendas.4. Juventud desencantada con España. La crítica al sistema de pensiones acabará deviniendo en un juicio negativo contra la propia nación. Si el sistema no es reformado, se extenderá un sentimiento de «España no tiene remedio» que acabará ensombreciendo a un país que tanto ha dado a la historia de la humanidad. La juventud optará por no participar de sus glorias y sus deberes, quebrándose los vínculos históricos legados de unas generaciones a otras.5. Revueltas y disturbios. En fuerte relación con la anterior, los jóvenes desfogarán sus frustraciones por medio de motines fuertemente perjudiciales. La presión que un grupo social está dispuesto a soportar es grande, mas no infinita. Lo que no se pudo expresar en las urnas debido a la marcada asimetría censal, se hará por medio de medios violentos.Tengan lugar o no estas predicciones, lo cierto es que el futuro se revela desolador. Me invade una sensación de inquietud, pues siento que con independencia de las medidas adoptadas, todos acabaremos perdiendo. Nunca he deseado con tanto ímpetu estar profundamente equivocado.
#3 El ejemplo de los combustibles tiene un problema. Hay un monopolio bestial ahí. ES un sector con muy poca competencia, entonces sí, hacen lo que les da la gana. Respeto a lo de tu salario, probablemente no todo iría a parar a tu bolsillo, pero dudo que no recibieses algo más. Es que si la gente ve lo que le cuesta a un empresario (pyme, no digo un Amancio Ortega) contratar, se tiraría de los pelos.
Un experimento interesante sería que el empresario abone íntegro el sueldo y sea el trabajador el que pague la parte proporcional de los impuestos. Arde Troya.
De todas formas, lo que he escrito no va de estos temas. Las pensiones son un problema; es duro, pero es así. Son 9 M cobrando (además cobrando bién). De hecho, de esos 9 M, 1 M cobran la máxima (40 K al año). El salario moda es de 18K. NO es sostenible; ojalá lo fuera, mas no es posible actualmente...
#2 #4 El ejemplo de los combustibles tiene un problema. Hay un monopolio bestial ahí. ES un sector con muy poca competencia, entonces sí, hacen lo que les da la gana.
Son lo que se llamaba monopolios naturales, empresas que necesitan tanto capital, infraestructura y estabilidad que solo pueden ser empresas enormes. Por eso en muchos países son estatales o con una parte muy importante estatal.
#4 Cierto, pero los salarios no han bajado porque el estado haya subido impuestos. De nuevo, es pura avaricia empresarial y falta de miras sobre la sostenibilidad de un pais. Si la gente cobra la máxima es porque ganaban mucho más que dicha pensión máxima. Por mi parte estoy segura de que el futuro pasa por penalizar a los pensionistas que no tuvieron hijos, y por tanto no contribuyeron de esa forma tan importante a la sostenibilidad del pais.
#1 Exacto, te daría like pero un admin considera que hago Spam por publicar artículos de mi blog (imagino que por poner enlaces, así que los he quitado aunque pierda visitas) y no me deja dar likes. Es eso, saben que Occidente se va al guano; saben que la gente pedirá que rueden cabezas y necesitan protegerse de la furia de la masa.
Un saludo.
#2 Yo también te daría like y con más karma pero algún admin me metió un buen strike por decir que en Menéame te banean por decir "Chochopase" y no por desear la muerte a depende qué políticos.
Si ya no contesto, puedes asumir que me han metido otro por decir esto.
Un saludo
#1 Buenas, Nik. Las grandes empresas compiten en España a costa de salarios, no lo niego. Ahora bien, que el Estado cada vez necesita más y da cada vez menos, también es cierto. Pagamos, pagamos y volvemos a pagar. ¿Qué tenemos? Nada, paro brutal y juventud empobrecida. Antes había sanidad y educación y, al mismo tiempo, un currito medio con un sueldo se compraba una casa...
#2 De momento seguimos teniendo sanidad pública, eduación pública, justicia y defensa, así como infrastructuras tanto de comunicaciones (carreteras, vias de tren, etc.) como de otras cosas necesarias para todos. Que antes todo estaba redistribuido diferente te doy la razón, pero el problema es lo que entra, no lo que sale. Si de repente se quitaran todos los impuestos, la situación no estaría mejor que en la actual USA con la mayor crisis habitacional de su historia y sin acceso ni a educación superior ni a sanidad.
De verdad, lo público tiene mucho margen de mejora en su administración, pero lo privado es el foco del problema del bienestar (o falta de bienestar) actual.
Ejemplo. Si a mi empresa, este año el estado decidiera que no tiene que pagar por sus empleados, lo que se ahorra estoy un 100% segura de que no iría a mi sueldo sino a su margen. No es una especulación, lo acabamos de comprobar con la bajada de impuesto de los combustibles. El trasvase de impuestos a margen ha sido directo con efecto en 1 mes desde que se aplicó la medida.
Tenemos más posibilidades de que algo revierta (como te digo, que sigamos teniendo médico, infrastructuras, eduación, etc.) si se lo lleva el estado que si se lo lleva cualquiera de las energéticas.
#2 #4 El ejemplo de los combustibles tiene un problema. Hay un monopolio bestial ahí. ES un sector con muy poca competencia, entonces sí, hacen lo que les da la gana.
Son lo que se llamaba monopolios naturales, empresas que necesitan tanto capital, infraestructura y estabilidad que solo pueden ser empresas enormes. Por eso en muchos países son estatales o con una parte muy importante estatal.
#4 Cierto, pero los salarios no han bajado porque el estado haya subido impuestos. De nuevo, es pura avaricia empresarial y falta de miras sobre la sostenibilidad de un pais. Si la gente cobra la máxima es porque ganaban mucho más que dicha pensión máxima. Por mi parte estoy segura de que el futuro pasa por penalizar a los pensionistas que no tuvieron hijos, y por tanto no contribuyeron de esa forma tan importante a la sostenibilidad del pais.
Aprovechando la reunión de la WEF. Dejo aquí algo que escribí hace un mes en mi blog. Espero que les guste.En mayo se celebrará, como cada año, la reunión del Foro de Davos; ese lugar donde se reúne la élite más selecta para discutir sobre los problemas que aquejan al mundo y diseñar posibles soluciones. Allí se encuentran los paladines de la Agenda 2030 que, como bien saben, tiene por columna vertebral el ecologismo.Se ha razonado mucho sobre los motivos que llevan a sus asistentes a convertirse en adalides de estos temas. Algunos consideran que estas inclinaciones responden al narcisismo que siempre les ha caracterizado; otros, a la búsqueda de riquezas personales; los menos, a una convicción férrea: serían deudores de una factura que han contraído con la Madre Tierra tras décadas de enriquecimiento; habría llegado el momento de devolverle lo recibido.En mi opinión, lo que mueve a estos grupos es la preservación de su estatus, económico y social. Tienen miedo del futuro próximo y de las respuestas de la población a los cambios en el modelo económico occidental. La digitalización expulsará del mercado laboral a no pocos trabajadores, empobreciendo a una ya castigada masa social. Al mismo tiempo, el dinamismo económico de occidente empieza a mostrar síntomas de agotamiento mientras se vigoriza el del mundo asiático. Lo anterior no nos debe resultar extraño; son muchos los que han advertido, desde hace años, sobre la vitalidad de estos mercados.Oriente se convertirá en el centro económico — ya lo estamos viendo — en detrimento de un Occidente que se volverá periferia, en terminología de Wallerstein. Las consecuencias serán catastróficas para los ciudadanos. La pobreza encenderá los ánimos de la población, desembocando en revueltas y disturbios que, como siempre ocurre, se dirigirán hacia los grupos más pudientes, a los que se les acusaría de todo.He escuchado de algunas personas decir que las élites odian a los pobres. Creo que no es cierto. Lo que sí que detestan es que se modifique el statu quo. La miseria les importa más bien poco, siempre y cuando se encuentre fuera de sus urbanizaciones, alejada de su órbita vital. Ojos que no ven, corazón que no siente. Sin embargo, un estallido revolucionario sí que les pondría en serios aprietos. ¿Su respuesta? Preparar ideológicamente a la población para la carestía que se avecina.La Agenda 2030 y su instrumentalización del ecologismo tienen por objeto convencer a la población de la necesidad de restringir voluntariamente su consumo; rebajar su estándar de vida en aras de un supuesto bien superior: la preservación de la raza humana, que se encuentra a merced de un peligro inminente. Para ello, se romantiza y adorna la pobreza con un envoltorio de moralidad que permite aliviar la conciencia del que tiene hoy menos que ayer, pero más que mañana: soy pobre, pero mi situación hace del mundo un lugar mejor. La penuria pronto será asumida como el estado natural del ser humano; así venimos al mundo y así nos iremos de él, no tomando más de lo debido. De este modo, se anularán las protestas y se apagan las iras evitando que estas se dirijan hacia las élites que dominan el mundo. El ecologismo es una distracción, un señuelo que determinados grupos nos inculcan para ofrecernos una imagen simplificada y distorsionada que nos permita justificar nuestra desgracia actual. Al mismo tiempo, se evita que el malestar de la población se centre en las élites, al haber encontrado la primera un culpable de su situación.El credo ecologista es realmente útil para las élites. Cuando llegue la pobreza, la coacción no será ya necesaria para apaciguar revueltas; seremos nuestros propios policías, nuestros propios Torquemadas. Nos habremos ya persuadido de la necesidad de tener algo, lobotomizados por la profecía de un cataclismo que nunca viene. Nos otorgarán, también, ocio barato y narcotizante en forma de Netflix, videojuegos y Metaverso; no vaya a ser que algún espabilado abandone la caverna.Ellas, por supuesto, continuarán en sus palacios disfrutando de sus lujos mientras el mundo deja de ser lo que una vez había sido.
#128 A ver, obviamente. Pero si las élites siguen educando a sus hijos en esas cosas, será porque algún provecho le ven, ¿no?
#134 Si, claro, que se hacen amigos de los hijos del resto de elites. No hace falta más explicaciones.
#115 hombre, sí; por supuesto. Yo solo digo que creo que se puede hacer las dos cosas.
#1 Globalización. Se llevó la industria a Asia. Producen mucho y son increíblemente competitivos. Pagan salarios bajos. Al principio fue muy bien, pues comprábamos barato y se vivía bien. Ahora vemos sus efectos, los hijos de los padres que trasladaron empresas tragando paladas de mierda por sueldos bajísimos. De hecho, se está produciendo el efecto contrario, se están llevando las empresas a los lugares de origen gracias a la robotización que hace que el componente salarial ya no sea tan importante. Eso sí, nuestros salarios, seguirán igual de bajos...
#5 Pues no me convence tu explicación. ¿Dices que al comprar en Carrefour hago lo mismo que su dueño y que al comprar en grandes superficies actúo como los multimillonarios? Pues yo no lo veo así sino que, al contrario, al tener un salario muy bajo tengo que intentar comprar las cosas que necesito al precio más bajo posible, eso es actuar como un asalariado que bordea la pobreza, nada que ver con un multimillonario. Y todavía intento no ir a los chinos, que sé que son bastante más baratos que mis tiendas de proximidad pero pienso, como tú, que dándole negocio a los chinos provoco el cierre de los pequeños establecimientos del barrio.
Pero es que yo no te hablaba de multimillonarios, yo te hablaba del Carrefour pequeñito de mi barrio, que es una franquicia y parece que da para vivir (bien) al franquiciado y al franquiciador y para vivir (regular) a los dos o tres empleados que tiene.
#20 Yo también siento la misma empatía pero hay varias razones para hacer lo que hago:
- He visto tenderos arruinarse y cerrar algún tiempo después de que abrieran un chino al lado.
- He visto bombillas leds compradas a los chinos fundirse a los dos meses y la misma bombilla comprada por casi el doble en el ferretero del barrio durar años. Quien dice bombillas dice pilas o cualquier otro producto.
- He visto productos de marcas buenas en tiendas de chinos que resultaron ser falsificaciones muy bien hechas, fabricadas en China.
- He visto tiendas de chinos con cámaras en todos los pasillos, lo que me ha hecho tomar conciencia de que o este es un país de ladrones o eso es lo que piensan los chinos de nosotros (aunque quizá no andan muy desencaminados).
Así que, aunque los chinos no me caen mal, me quedo con tu tipo de Albacete.
#28 Justo eso pensaba yo cuando escribía mi respuesta pero si la miras con cariño verás que no es racista. Mis problemas con esas tiendas lo son por esos motivos que detallo, no porque los dueños sean chinos. Cualquier negocio con esas características no sufrirá mi asistencia, sea de la raza que sea el dueño.
De hecho mi panadería favorita tiene un chino como propietario, compro el pan casi siempre allí y estoy tan feliz.
#5 pero, en mi ignorante opinión y corrigeme si me equivoco, el problema no es que las grandes empresas juegan sucio? arruinan a toda la competencia, y la gente que cada vez es mas pobre, va a comprar a sitios mas baratos, jodiendo a los que aun quieren/pueden mantener unos salarios dignos con sus empleados
#18 Pero por lo que comentas, tu no puedes competir con precios, podemos decir, sin miedo a equivocarnos, que los impuestos que pagan los grandes conglomerados empresariales, en contra del pequeño comercio son irrisorios, ati te crujen por ser un pobre desgraciado, y luego tienes a amazon por ejemplo, que paga menos impuestos que yo, porque tributa en un pais de baja fiscalidad, y todo es bien...
#21 Si el problema no es que el super pueda vender a 2€ cuando tu tienes que vender a 6€ porque te tienen follado hasta por debajo de las uñas... no se yo.
La gente con poca capacidad economica esta jodida a comprer a 2€ no se puede permitir 6€.
Un tio que quiere una lata de sardinas y cobra 3k al mes limpitos, le da igual gastarse 6€ que 2€ se compara lo que mas le guste.
Culpar a la sociedad, es algo facil, aunque tienes toda la razón, es parte del problema como se nos ha educado con el consumismo galopante, nos podemos fijar en como esta la sociedad actualmente, o atajar al sistema, que es el que crea la sociedad, pero claro, el sistema nunca falla, no?
#6 Pero entonces ¿qué propones? ¿que compremos las cosas necesarias caras para que el tendero viva bien, que vendamos nuestro trabajo barato para que el empresario viva bien y que no nos metamos en hipotecas? ¿Que vivamos bajo un puente?
Por cierto, no, el dinero no crece de los árboles. Pero crece de la nada cuando el banco lo necesita para facilitar los préstamos que le solicitamos los que no queremos vivir bajo el puente.
#11 Pues lo siento pero sigo estando en desacuerdo contigo. Es cierto que los ciudadanos del primer mundo somos ricos en comparación con los del tercer mundo, así en general, pero yo no me siento en absoluto responsable de eso ni siento que YO esté oprimiendo a nadie de ese tercer mundo.
Hablemos de Marruecos, por poner un ejemplo: allí el nivel de vida es muy bajo pero la riqueza de su familia real y de toda la camarilla que gobierna es inmensa, y eso no es culpa mía. Y lo mismo pasa en otros países del tercer mundo.
Es cierto que esos países en una época anterior estuvieron colonizados por los del primer mundo y se les explotó y se les sigue explotando por empresas de ricachones occidentales pero YO personalmente nunca he explotado ni oprimido a ninguno de ellos, como nunca maté a ningún indio americano ni estuve comiendo de la manzana del Paraiso Terrenal, así que no soy responsable de ninguno de esos hechos (y desconfío automáticamente de cualquiera que intente culpabilizarme de ellos, por eso hace mucho que no creo en ninguna religión)
También es cierto que hay países más ricos que España, cuyos ciudadanos viven mejor que nosotros con sueldos considerablemente superiores a los nuestros, pero nunca se me ha ocurrido culpabilizarles de mi relativa inferioridad en comparación con ellos.
Yo a quien culpabilizo es al tendero que sube los precios pero no los salarios, al empresario que hace lo mismo, a Amancio Ortega, a Elon Musk, a todos esos multimillonarios que lo son gracias a la explotación y el trabajo de otras personas. Aunque probablemente ellos piensan, como tú, que la culpa es de la sociedad que propicia estas situaciones, porque así se diluye su culpa. Y, por supuesto, culpabilizo a los dueños de la empresa en la que trabajo, que cobran precios altos por sus productos pero pagan sueldos bajos a los que nos encargamos de producirlos.
#75 Discrepo. No deja de ser curioso que mientras se nos vende que la memoria no sirve para nada, las élites siguen enviando a sus hijos a colegios donde sí usan la memoria. Recuerdo a Boris Johnson, recitando la Ilíada en GRIEGO ANTIGUO de memoria. Aquí lo tenéis. Preguntaros por qué.
#76 es un planteamiento erróneo, Boris Johnson estudió filología clásica durante cuatro años, no es conocimiento general, es como si a alguien con carrera de medicina te habla de anatomía a su nivel de estudios.
https://www.theguardian.com/commentisfree/2019/oct/06/boris-johnson-classics-prime-minister-latin-greek
#76 Yo no me lo pregunto. No está ahí ni por aprender griego ni por nada más que aprendiera en ese colegio elitista. Está donde está por las relaciones y contactos que obtuvo. Así de simple.
#128 A ver, obviamente. Pero si las élites siguen educando a sus hijos en esas cosas, será porque algún provecho le ven, ¿no?
#134 Si, claro, que se hacen amigos de los hijos del resto de elites. No hace falta más explicaciones.
#21 Lo cortés no quita lo valiente. En historia se aprenden procesos y se aprenden fechas, porque todo hecho histórico sucede en el tiempo y en el espacio. No hay que buscarle tres pies al gato... Y sí, saber fechas es mejor que no saberlas. En realidad, saber es mejor que no saber SIEMPRE. Y la deriva educativa actual va a crear una generación entera de gente sin conexión con su pasado e incapaz de hilvanar dos frases bien hechas. Es cierto que lleva tiempo ya (soy de la LOE), pero ahora vamos a ir a peor. La memoria es fundamental para aprender y poder establecer conexiones. De hecho, lo que no está en la memoria NO SE SABE. Y no, no todo está en Internet como dijo Castells...
#45 aprenderse las fechas de memoria es el camino fácil, lo difícil es tener un conocimiento amplio de la historia que te permita deducir la fecha, aunque sea con un margen de 10 años.
La memoria es una herramienta útil, jamás un fin.
#56 inducción y deducción, no se trata de lo uno o de lo otro, sino de ambos.
#45 saber qué tal o cual cosa sucedió el 7 de febrero de 1765 es una soberana estupidez. Por estudiar, podríamos estudiar hasta la hora en concreto.
Hechos recientes la fecha es importante, o acontecimientos muy muy señalados. El resto se puede estudiar simplemente poniendo década o incluso siglo que sucedió.
#75 Discrepo. No deja de ser curioso que mientras se nos vende que la memoria no sirve para nada, las élites siguen enviando a sus hijos a colegios donde sí usan la memoria. Recuerdo a Boris Johnson, recitando la Ilíada en GRIEGO ANTIGUO de memoria. Aquí lo tenéis. Preguntaros por qué.
#76 es un planteamiento erróneo, Boris Johnson estudió filología clásica durante cuatro años, no es conocimiento general, es como si a alguien con carrera de medicina te habla de anatomía a su nivel de estudios.
https://www.theguardian.com/commentisfree/2019/oct/06/boris-johnson-classics-prime-minister-latin-greek
#76 Yo no me lo pregunto. No está ahí ni por aprender griego ni por nada más que aprendiera en ese colegio elitista. Está donde está por las relaciones y contactos que obtuvo. Así de simple.
#128 A ver, obviamente. Pero si las élites siguen educando a sus hijos en esas cosas, será porque algún provecho le ven, ¿no?
#134 Si, claro, que se hacen amigos de los hijos del resto de elites. No hace falta más explicaciones.
#75 eso te valdrá a ti.
#45 yo te cuento lo que yo he visto y a mí me han enseñado: puedes poner bien todas las fechas pero si no explicas los procesos no sacas nota en un examen de historia en la universidad...
#115 hombre, sí; por supuesto. Yo solo digo que creo que se puede hacer las dos cosas.
#4 Spam por qué? No se supone que esta sección es para subir los artículos que uno considere? No entiendo, la verdad...Si me salto alguna regla, dime cuál es, porque llevo nada y menos en Menéame. Un saludo.
No les voy a engañar: me gustaría haber vivido la adultez en otra época. Reconozco los peligros de centrar los pensamientos en el pasado, mas no puedo escapar de las fuerzas que me inclinan a ello. Con mis años tendría que estar mirando al futuro, a lo que está por venir, pues dicen que el mañana es el espacio a ser conquistado por los jóvenes. Cada vez que lo intento se me enfrían rápido los propósitos.Soy nostálgico y no me duele reconocerlo. Querría haber vivido en una sociedad animada por la creencia de un futuro mejor; alentada por quien cree que existen convicciones fuertes. Sé reconocer los males de otros tiempos: peor calidad de vida, jornadas duras, libertades reducidas, etc. Sin embargo, tenían algo de lo que hoy carecemos: verdades inmutables; certezas absolutas. Nuestra patria es hoy la incertidumbre y nuestra religión la desconfianza. La subjetividad se impuso al hecho y a nadie parece importarle.Los jóvenes, derrotados por un enemigo al que no acabamos de reconocer, optamos por replegarnos al castillo de la individualidad; desconfiamos de una sociedad que nos es ajena al no ver en ella un asidero que nos sirva de alivio. Nadie nos había enseñado la importancia de grandes valores como la religión y la familia y, en consecuencia, dedicamos nuestros esfuerzos a perseguir la quimera del triunfo económico o el de la validación social.Las carencias anteriores hacen que la depresión campe a sus anchas avivando, más si cabe, a nuestros propios fantasmas que tan solo pueden ser exorcizados a golpe de benzodiacepinas. Es este un mundo extraño subyugado por falsos dogmas y un consumo digital inagotable. Esperanza Ruiz diría que subsistimos con whiskas, satisfyer y lexatin.Si algún lector de más edad encuentra estás palabras ofensivas, les pido paciencia; no hay nada frívolo en lo que acabo de explicar. Les ruego que piensen en nosotros como individuos llenos de ilusiones insatisfechas y objetivos incumplidos. Nosotros, como Santiago, aunque todavía no nos ha llegado la vejez, vamos en un barco a la deriva; en todo caso él tenía un pescado que obtener, nosotros no. Carecemos de esa fuerza catalizadora que ha movido al ser humano durante generaciones. Más que mofa, espero del lector preocupación y comprensión.Sepan que mi nostalgia no se ha tornado en melancolía — al menos, de momento — . Aunque en mi vida adulta únicamente he conocido crisis y cada vez encuentro más fatigoso recordar tiempos mejores, sé que necesitamos orientarnos hacia el futuro. De Nietzsche he aprendido a rechazar el nihilismo, que algunos defendieron, y apostar por la vida. Los jóvenes queremos — necesitamos — aferrarnos al impulso civilizatorio que otros han conocido.Para ello necesitamos recuperar esas verdades inconmovibles que tanto reconfortaron; debemos rechazar a los falsos profetas que hacen glorias de la mentira y la manipulación. Habrá unos cuantos dispuestos a dar batalla, pues no son pocos los que confían en que estas certezas están ya caducas.Ante esta postura, la sociedad debe unirse para para evitar que la melancolía emerja y se enquiste. Los herederos de la España del mañana serán los testadores del futuro y, ante los desafíos que vendrán, no nos podemos permitir una quiebra generacional como la que está teniendo lugar.Mi blog:El mundo que hemos perdidoLink al artículo
Los que trabajen con chicos jóvenes verán actitudes curiosas. Yo veo que los chavales de la ESO están muy ideologizados a edades tempranas. Cuando yo rondaba sus años, me dedicaba a estudiar, jugar y las chicas. En alguna ocasión hemos hecho debates sobre feminismo y muchos chicos mostraban animadversión, pero por la matraca a la que se les somete constantemente.
Ven en el profesor un agente adoctrinador y eso un chico joven no lo soporta. No se puede estar día sí, y día también, diciéndole a un chaval que ojo con tus actitudes, ojo con tu comportamiento; mas cuando ve como chicas reproducen ese mismo tipo de actitudes indeseables, pero no recibe ningún tipo de reprimenda social. Además, creo que decirle desde tan pequeños a las chicas que han vivido oprimidas (chicas de 15 años que lo han tenido todo, no sus abuelas que pasaron las de San Quintín tras la guerra) es hacerles un gran mal.
Todos conocemos casos de mujeres que reproducen comportamientos deleznables, pero en la televisión ve como los "malos" son siempre los demás. Un amigo mío, presionado hasta el hartazgo para casarse. Si eso lo hiciera un hombre sobre una mujer sería coacción, sin embargo, en el grupo de amigos no deja de ser una chanza más.
Al mismo tiempo, muchas políticas que, en apariencia, tienen buenas intenciones, van a generar el efecto contrario. Una cuota, por ejemplo: la mujer que la obtenga va a tener hasta el fin de los días el sambenito de haber recibido algo gratis, o muy fácil. Con eso no se fomenta la imagen de mujer combativa y luchadora.
Igual estoy equivocado, pero me asaltan las dudas...
#1 Buenas, Dick. Me ha gustado, aunque me imagino que en el momento de su publicación polarizaría un poco, pues no corren buenos tiempos para llamar a la calma en un contexto de tanta agitación política. Lo digo por este fragmentito: "[...] desde un individuo que se piensa como unidad distributiva, es desde donde las posiciones maniqueas toman plataforma, haciéndonos incapaces de entender como lo que consideramos moral, ética o políticamente reprobable también determina, y en muchas ocasiones es pieza fundamental y necesaria, para aquello que nos gusta y de lo que estamos orgullosos [...]" Y sí, el individuo se encuentra sometido más que nunca a enormes tensiones que modifican su carácter. Ha pasado siempre, el típico ejemplo que les tengo dicho a mis alumnos del insti: Si vivierais en la Alemania de 1933, ¿seríais nacionalsocialistas? Todos dicen que no, claro . Hay que ser conscientes de que nos formamos en nuestra relación con los demás; eso que llamas totalidad atributiva. En realidad, nadie escapa de ello (yo tampoco, tengo mis sesgos). Quiero creer que, aún con todo, se puede moderar. Sin embargo, y como he dicho, no son buenos tiempos para ello y algo me dice que tampoco lo serán en el futuro. Un saludo.
#2 Bueno, la verdad es que como tampoco lee mucha gente los rollos que por aquí dejo, pues hubo menos polémica de la que se esperaba. Tampoco tengo muy claro si soy capaz de hacerme explicar, así que lo mismo por ahí también vino la poca polémica que tuvo el asunto (y sí, disparaba contra mucho de lo que por aquí en Menéame se ve) ... también lo escribí antes de que se iniciase la guerra, creo...
Cuando leí esta frase de tu artículo y algunas otras no pude evitar pensar en la conexión con mi artículo que te enlazaba:
"El inquisidor moderno opera hoy en aquellos que se creen señores de sus actos y dueños de su destino, pero no son más que meros esclavos embelesados por una falsa ilusión de libertad."
Y es que esto de entenderse como una relación distributiva es toda una filosofía contemporánea...
Disculpad la presentación. Tenía foto incluida, pero no sé por qué, Menéame no me deja editar el texto. Me da error.
En otras ocasiones ya hemos discutido sobre la juventud y sus circunstancias. Sabemos que se están enfrentando a problemas estructurales de difícil solución mientras se preparan para los desafíos de un futuro siempre incierto. Al paro, la precariedad, precios en alza, dificultad para entrar al mercado laboral, escasa capacidad de promoción social y otros tantos más, se le unen otros como la digitalización, que promete mucho, pero incapaz de ofrecer un horizonte de garantías nítido. Sus supuestas virtudes están todavía por ver.Cabría pensar que las generaciones más jóvenes están condenadas a un porvenir aciago y a un papel de observadores de la historia. Una nueva generación perdida, que diría Gertrude Stein. Hay, no obstante, razones que nos invitan a pensar lo contrario. Se ha discutido en algunos medios la posibilidad de revueltas y pequeñas revoluciones a raíz de los estragos causados por la pandemia. Todos somos conscientes de la debacle económica surgida en torno a ella, pero ¿y si les dijera que estas teóricas muestras revolucionarias responderían, no tanto a las consecuencias económicas, sino a un conflicto entre élites y grupos aspirantes a serlo?, ¿y si esta juventud a la que en ocasiones se le acusa de hedonista, nihilista y falta de modales, protagonizase una nueva oleada revolucionaria, o al menos, una revuelta contundente?En el año 1991 se publicó Revolution and rebellion in the early modern world: population change and State breakdown in England, France, Turkey and China, 1600–1850, de Jack Goldstone. En este trabajo desarrolló el modelo Structural-demographic theory (SDT en sus siglas en inglés). Con él, buscaba explicar cómo se producen las revoluciones a partir de un esquema matemático. Según Goldstone, se podía estudiar y, en cierto modo, prever el surgimiento de una revolución atendiendo a tres variables: 1) crisis estatal, 2) pobreza de la población y capacidad de movilización y 3) competición entre las élites de un Estado.La primera variable mide la debilidad del Estado y su relación con la deuda pública y la confianza en las instituciones de la ciudadanía. La segunda estudia el nivel de estrés o presión que soporta la población general. La tercera y, quizás, la más importante, analiza cómo responden los grupos privilegiados en un contexto de pobreza frecuente y crisis estatal. En este pequeño escrito elucubraremos sobre la posibilidad de una posible revolución en España sobre las bases de las variables propuestas por Goldstone. Veamos someramente la situación actual.Crisis estatalComo ustedes bien saben, España no se encuentra en un buen momento. La deuda pública ha alcanzado niveles estratosféricos, un 120 % del PIB. La crisis sostenida y generalizada ha provocado, al mismo tiempo, que la confianza de los españoles en las instituciones se haya resentido a niveles poco antes vistos. El Estado español se encuentra en fuertes dificultades económicas que le ha llevado a tener que incrementar los impuestos recaudados para financiar los gastos generados durante estos dos años. De momento, las desgracias se mantienen a raya gracias a que el BCE no ha subido los tipos de interés; no obstante, en EE.UU sí que se han acordado incrementos. Ya saben ustedes, cuando las barbas de tu vecino veas cortar… Si esto ocurre, agárrense los machos.Pobreza y capacidad de movilización socialCreo que aquí, poco les puedo aportar que ustedes no sepan ya. La tasa de paro en España lleva siendo escandalosa desde hace 40 años, con una tasa media del 15 %. Este año, nuestro país vuelve a situarse a la cola de la OCDE en recuperación económica. La pobreza continúa avanzando en un país que cada vez presenta más desigualdades. Un desastre. Al menos, podemos lucir el discutible logro de estar entre los primeros en algo, supongo.Como respuesta a estos problemas, hemos asistido a las primeras movilizaciones contra la coyuntura actual: la huelga de transportistas es un buen ejemplo de ello. Si bien parece que las protestas se han apaciguado, no se puede descartar que nuevos sectores se contagien de este tipo de iniciativas en el futuro.Competición entre élitesDe todas las variables, esta es la más importante; la contribución original de Goldstone. Sociedades con problemas fiscales y pobreza extrema han existido en otros tiempos, pero no han llegado a desarrollar proyecto revolucionario alguno. Goldstone creía con firmeza que la causa primera de las revoluciones se encontraba en la lucha por el poder que surgía entre los grupos dominantes tradicionales y nuevas clases o sectores, ansiosos por obtener su pedacito del pastel. En España, se podrían estar creando las condiciones necesarias que posibiliten movimientos de este tipo. ¿La causa? El sistema universitario español.Espero que sepan perdonarme mi osadía por las palabras que van a leer; les pido, no obstante, un poco de comprensión pese a su incomodidad: la universidad ha sido, desde su concepción, un lugar de exclusividad. El objetivo de esta institución siempre ha sido el de formar cuadros para nutrir los grupos dominantes de cada momento, especialmente, la burocracia estatal. En consecuencia, su acceso se ajustaba a las necesidades propias del Estado . Al menos, así había sido hasta tiempos más bien recientes. La democracia derribó las puertas de la universidad y buena parte de los hijos de antiguos obreros adquirieron sus licenciaturas. Fueron años de ilusión y de progreso social.El problema radica en que la universidad no ha parado de admitir matriculados y expedir nuevos títulos. En España, por desgracia, el número de titulados se incrementa a un ritmo superior a la capacidad del sistema para crear nuevos puestos de poder. Somos un país de tapas, cañas y PYMES. En esta tesitura, el funcionariado no es capaz de soportar la entrada de más aspirantes y los grandes puestos directivos brillan por su escasez. Es decir, no hay buenos trabajos para todos. Oferta y demanda, que dicen los economistas.En este contexto, la juventud actual ha sido una de las principales perjudicadas al haber estudiado y no haber recibido las recompensas que se suponía que debían haber obtenido. Tras obtener sus títulos, se han encontrado con un mercado ya saturado. Todo esto, además, en una coyuntura dominada por la pobreza generalizada y la escasa solvencia estatal.Lo paradójico se encuentra en que ha sido la propia élite tradicional la que ha gestado a su futuro enemigo. Los políticos han incentivado, con su demagogia, su nulo sentido de estado y su cortoplacismo sonrojante, la entrada masiva de estudiantes a la universidad, creando, en el proceso, una facción o subtipo de élite; uno, además, especialmente numeroso. Hablamos de estos jóvenes precarizados que, aunque pobres, están bien formados. Jóvenes dispuestos a luchar para conseguir las ilusiones propuestas y no alcanzadas. La chispa revolucionaria se produciría, según el modelo de Goldstone, como resultado de la lucha de estos jóvenes por las cotas de poder. Nuevas élites — intelectuales — compitiendo contra otras ya establecidas. La batalla acabará generando desafecciones propias de esta dialéctica de clase, que llevarán a la desconfianza en el sistema político dominante — incapaz de ofrecer una solución que satisfaga a ambos grupos— y, en última instancia, a la revolución.Por supuesto, lo expresado aquí es pura especulación. Hay sólidos argumentos que invalidan lo expuesto hasta ahora. La gran oferta de contenido digital, las redes sociales y otra serie de productos podrían actuar de muro de contención ante este tipo de respuestas. El mundo de Internet ofrece una fuente inagotable de narcóticos a precio de saldo. Con todo, no quiero atosigarles más de lo necesario. Dejaremos estos debates para otros momentos.Enlace a mi blog y link al artículo:Blog: El mundo que hemos perdidoLink artículo
#11 Claro, trabajo claro que efectúan. Lo que dices del gasto de tu familiar, pues es cierto que algunos se endeudan. Recuerda el Lazarillo de Tormes y el escudero; que vivía al límite, pero tenía que aparentar. De todas formas, no sé si tu primo se podría incluir en eso que he definido como clase ociosa. Es decir, seguro que vive bien, pero imagino que, pese a su trabajo, no creo que tenga la influencia que pueden tener otras figuras públicas. Un saludete.
#5 Hola, perdona por no contestarte. Llevo poco en Menéame y no me avisan de los comentarios. Como puse a otro comentario, con élite ociosa me refiero a las Anas Botín, los Buenafuentes, los Bob Pop o las Pardo de Vera. Élite que le dice al pueblo que han sufrido mucho muchísimo por diferentes motivos (cada uno usará el suyo: feminismo, ecologismo, etc). Eso me parece obsceno. Yo soy de derechas, pero vengo del marxismo en mi juventud, y el concepto de clase social lo tengo más o menos bien interiorizado. Los ejemplos que he mencionado son pura élite, y hacerse pasar por pobres, víctimas o desarrapados, me parece mearse en la cara de muchas personas que realmente lo están pasando mal: parados, gente con sueldos bajísimos, etc.
Un saludo.
#10 pero eso no es elite ociosa, todos esos trabajan, ya solo salir en la tele debe desgastar aunque sea un oficio que te guste. Tengo un primo ejecutivo de una TV autonómica. Gana una pasta y le gusta su trabajo, que en cierta forma también consiste en lavar cerebros, yo diría que es elite de la que trabaja, pero el pobre hombre pasa penurias, y siempre esta llorando porque sus gastos van a la par que sus ganancias, demasiadas veces las superan. Ya sabe usted: la pequeña mansión, la pequeña piscina, el pequeño cochazo, todo el estatus que ha de mantener a base de euros para "encajar" y no convertirse en un paria entre la gente de su burbuja. Como pasa penurias lanza homilias desde su cosmovisión del mundo burbujil. Nunca he creído que esa creencia en su cosmovisión y ese sufrimiento sean impostados. Como dijo Lerberghe "No rías nunca de las lágrimas de un niño. Todos los dolores son iguales".
#8 A mí es que personajes como la Kim y Dan, pues bueno; no me molestan. En lo que he escrito me refiero a gente como Ana Botín, que lo ha tenido todo, pero usa el feminismo como arma para evadir posibles críticas. Es esta élite que quiere estar al plato y a las tajadas, en misa y repicando. Es decir, quieren ser acaudalados, pero, al mismo tiempo, tener lo "bueno" de las clases populares: la compasión. Recuerdo un programa en el que salía Bob Pop y Buenafuente hablando de los pobres (incluyéndose); es obsceno. No me molesta la riqueza, pero no me des la chapa ni pretendas venderme que eres un pobre diablo.
Me vale también un Leonardo DiCaprio que te hace un documental sobre la Tierra y los problemas de la contaminación mientras el consume y contamina en un mes lo que yo en varias vidas. No puedes (o no debes) darle la turra a alguien diciéndole que tiene que cambiar sus hábitos mientras los tuyos permanecerán inalterables porque tienes el colchón del dinero. Y lo digo viniendo de gente muy humilde; mi madre limpiaba casas y mi padre es autónomo (sin empleados). El nivel de vida de muchos jóvenes se va al traste mientras estos tipos copan las televisiones y los medios con sus monsergas.
Un saludo.
#2 Hombre, sí. Pero lo que he escrito no va de eso . Creo que hay un problemón en el tema de las relaciones de pareja: gente que no aguanta el más mínimo problema, crisis exageradas que realmente no lo son... Y ojo, que cada vez hay más gente soltera con treinta años (no buscado). Eso tiene efectos en la vejez desastrosos. Morir solo tiene que ser uno de los mayores tormentos...