Soy una persona en situación de discapacidad, y si bien entiendo que el respeto a nuestros derechos es importante, no creo que la libertad de expresión, -siempre que no atente contra el honor de una persona en concreto-, deba limitarse. El buenismo ya tal.
Más valdría hacer limpieza entre aquellos que nos representan, tanto en el mundo de la política como en el de las propias entidades defensoras de las personas con discapacidad, que tienen mucha basura dentro que sacar, y eso si atenta directamente contra los derechos de las personas con discapacidad cuando se limitan a hacer ostentación de sus cargos y a decirles a la sociedad lo que deben hacer sin dar ejemplo.
No se Rick, suena mucho a «la herencia recibida»...