#75 Bill gates estudio primero en La Lakeshide Shcool y luego estaba estudiando en harvard cuando se traslado a Albuquerque para currar con MITS.
Steve Jobs tuvo que abandonar la universidad de portland porque no podia pagarsela, pero estuvo 18 meses acudiendo de oyente.
Michael Dell Hizo el examen de equivalencia escuela superior con 8 años...
Es altamente ofensivo comparar a esta gente con aquellos que no se han sacado ni la eso. El problema con Pox es que junta a la gente que saca pecho de ser ignorante, a la que desprecia la cultura y el saber, mientras abrazanlas mayores tontunadas carentes de fundamento.
Como dijo Asimov:
Es difícil discrepar con esa vieja sentencia que justifica la libertad de prensa: «la gente tiene derecho a saber». Casi parece una crueldad tener la ingenuidad de preguntar «¿Derecho a saber qué? ¿Ciencias? ¿Matemáticas? ¿Economía? ¿Lenguas extranjeras?».
Hay un culto a la ignorancia, y siempre lo ha habido. El antiintelectualismo ha sido esa constante que ha ido permeando nuestra vida política y cultural, amparado por la falsa premisa de que democracia quiere decir que «mi ignorancia vale tanto como tu saber».
Creo que cualquier ser humano en posesión de un cerebro físicamente normal es capaz de aprender muchísimo y puede resultar sorprendentemente intelectual. Creo que lo que necesitamos con urgencia es que cultivarse tenga la aprobación y el incentivo de la sociedad.
Steve Jobs tuvo que abandonar la universidad de portland porque no podia pagarsela, pero estuvo 18 meses acudiendo de oyente.
Michael Dell Hizo el examen de equivalencia escuela superior con 8 años...
Es altamente ofensivo comparar a esta gente con aquellos que no se han sacado ni la eso. El problema con Pox es que junta a la gente que saca pecho de ser ignorante, a la que desprecia la cultura y el saber, mientras abrazanlas mayores tontunadas carentes de fundamento.
Como dijo Asimov:
Es difícil discrepar con esa vieja sentencia que justifica la libertad de prensa: «la gente tiene derecho a saber». Casi parece una crueldad tener la ingenuidad de preguntar «¿Derecho a saber qué? ¿Ciencias? ¿Matemáticas? ¿Economía? ¿Lenguas extranjeras?».
Hay un culto a la ignorancia, y siempre lo ha habido. El antiintelectualismo ha sido esa constante que ha ido permeando nuestra vida política y cultural, amparado por la falsa premisa de que democracia quiere decir que «mi ignorancia vale tanto como tu saber».
Creo que cualquier ser humano en posesión de un cerebro físicamente normal es capaz de aprender muchísimo y puede resultar sorprendentemente intelectual. Creo que lo que necesitamos con urgencia es que cultivarse tenga la aprobación y el incentivo de la sociedad.