#6 Exacto. No es solo un avión aterrizando fuera de horario.
Es la escena perfecta del capitalismo posmoderno:
cuando el derecho al descanso de una comunidad puede ser interrumpido
porque un millonario lo necesita “ahora”.
La ley se flexibiliza, no por urgencia médica real,
sino porque el capital no espera,
y menos aún, pide permiso.
La libertad de los poderosos no tiene horario,
ni frontera,
ni ética. Todo lo demás es protocolo para pobres.
#25 la gente no usa Stremio que es mucho más sencillo, prefieren pagarle a Netflix para que te deje ver en un solo dispositivo y mil restricciones pedorras más. Menos va a preocuparse por su privacidad.
Me parece increíble que estén debatiendo si el voto del público en Eurovisión fue limpio,
mientras un Estado arrasa hospitales, corta el agua, y entierra niños vivos bajo escombros.
Es como si en plena dictadura franquista,
mientras el garrote vil seguía caliente,
alguien se indignara porque censuraron un chiste en la revista “La Codorniz.”
Europa se rasga las vestiduras por un par de puntos en una gala pop,
pero no pierde el sueño por los cuerpos calcinados con armas que ella misma financia.
No es que el voto esté manipulado. Es que la conciencia colectiva ya fue bombardeada hace rato.
#15 Por sí aún no lo entendiste, cara de malo, te lo traduzco en moral de mercado(que probablemente es la única que entiendes): Luigi mató a uno.
El otro multiplicó millones de muertes…
en cuotas y con receta.
Hablar de “vena fascista” cuando alguien se pregunta si la justicia aún respira
es como llamar terrorista al esclavo que rompe su cadena.
Curioso es que vos aún creas que la moral es simétrica,
como si el puñal del desesperado y la jeringa letal del Estado fueran lo mismo.
#37 solo recordemos que los egipcios hicieron construcciones como las pirámides y luego su misma civilización “desaprendió” las técnicas. Como para tener presente lo posible que es llegar a un estadio de técnica avanzada y retroceder intelectualmente hablando.
#64 No se trata de comparar penurias como quien cuenta cadáveres para ver quién gana.
La diferencia no es entre vivir “de puta madre” o no,
sino entre un sistema que aún se aferra al deseo de futuro,
y otro que ha mercantilizado tanto la existencia
que la reproducción ya no es un acto vital,
sino un cálculo económico.
En la India se sobrevive también, sí.
Pero en Occidente, se sobrevive con WiFi y ansiedad crónica,
en departamentos que valen tu útero y medio sueldo.
El drama no es la falta de hijos.
Es que ya nadie quiere traerlos al mundo que construimos.