La verdad es que este caso demuestra que los prejuicios y los bulos corren más rápido que las buenas noticias. Ojalá las conversaciones sobre convivencia fueran tan virales como los vídeos de peleas y linchamientos.
Al final, lo q más falta hace en pueblos y ciudades es empatía y un poco de sentido común, que ni viene en los manuales ni depende de ideologías.
Menos odio y más neuronas, que la vida ya es bastante complicada.