#8 Me recuerdan a los artesanos y pequeños negocios que quedan en mi barrio que se resisten a la maquinaria. Te hacen unas alpargatas, un cesto de mimbre, o una silla tallada a mano. Te cuestan un riñón y parte del otro, son magníficos productos eso sí, pero nadie los quiere. Sobreviven 4 que heredaron el local donde trabajan y venden al público, o se lo pagaron hace 30 años cuando eran profesiones con demanda. Pero es la realidad, son 4 que les venden a los 4 abuelos que también se niegan a consumir mierda, y con eso van tirando, por su puesto sin factura y todo en metálico. ¿Es una pena?, pues sí, pero es lo que hay.