A pesar de vuestra condición fascista, quiero recordaros que el mundo os ama. Sabemos que lo habéis pasado mal, que la vida os ha tratado a patadas y tenéis necesidad de aparentar una faceta violenta de cara al mundo. Cuando os sintáis inseguros y penséis que nada tiene solución, siempre podréis llorar en nuestro hombro, en lugar de hacerlo en la almohada. Sabemos que más allá de vuestro partido, sois buenas personas y seguro que tenéis muchas virtudes. Os queremos.