Con la que está cayendo, como para creer que dos guiris borrachos, que eran una puta lata de mierda poppie ya en su "prime", se vuelvan a arrejuntar (para sacar los cuartos a esotarras nostálgicos) es una noticia que interesa a nadie más que a los estafados.
Y son el chocolate del loro, para que la plebe currante se cebe con ellos... cuánto deben los presidentes de los grandes bancos, cuánto el tito Florentino, cuánto Fulanito de Zara...? Técnicamente, seguro que nada. Aún les deberemos algo a esos hijoueputas.
Netflix hace mierda tan formularia que hasta los Simpsons han podido hacer una parodia vitriólica sin necesidad de salir del "mainstream" (el episodio en que Ned Flanders encuentra el dinero de su abuelo y lo dona al orfanato)
No comparéis a la mafia con esta gentuza. Los mafiosos, por muy hijoputas y asesinos que sean, siempre son "hombres de honor". Conceptos (humanidad y honor, aunque el honor solo crean deberlo a los suyos y a nadie más) de los que carecen semejantes ratas casi exactas a las ratas nazis.
Y esto, amigos, es el mejor ejemplo por el cual la cultura general debería prevalecer sobre el ideal de enseñanzas especializadas y casi predestinadas que impusieron al sistema educativo desde los tiempos de las "inteligencias múltiples". Se puede ser hacker y subnormal profundo en todo lo demás.
No sé si es por el libro de estilo del Post, pero leyendo me da la impresión de que están explicando con toda seriedad una trifulca en un SIEI (en Catalunya: "suport intensiu a l'escolarització inclusiva", o en román paladino, el sitio donde "aparcan" los institutos de secundaria catalanes a los transtornitos de conducta del presente y futuros sociópatas con graves retrasos de aprendizaje, aunque es un servicio que debiera servir para bastante más). Hasta las transcripciones de las declaraciones recuerdan a cómo hablan los chavales de SIEI.
El quid de la cuestión es qué clase de serpientes: si cambian las que hay por taipanes australianos y mambas negras, las serpientes serán útiles para la causa de los eivissencs. Un solo taipán dice la Wikipedia que se puede cargar 300 influmierders.
Que se la chupe a Trump delante del Muro de las Lamentaciones. A Bibi le parecerá bien y hasta se hará un pajote para acompañar, y no quedar de maleducado.
"Marcelino, pan y vino" no está lejos de ésta. Aunque la creamos propaganda nacionalcatólica, Vajda la dota de elementos de duda. Es igual de tétrica, aterradora y sucia en sus implícitos. Vajda supo aprovechar las concomitancias en la historia, aunque parezcan lejanas, entre Dürrenmatt y el quintacolumnista de mierda de Sánchez Silva, aunque sean involuntarias. Porque la historia de "El cebo" está pensada y la de Sánchez Silva forma parte de la crueldad sádica de los nacionalcatólicos. Como la crueldad de las beatas hijas de puta (sabiendo que mi abuelo y mi abuela lucharon por la República) que pasaban cada día de 1953 por la tienda de mi abuela para decirle que su hijo de siete años, muerto por septicemia, "estaba en el cielo, porque Dios siempre se lleva a los ángeles al cielo: Concha, has de estar feliz". Y mi abuela les respondió: "pues entonces, quiero que mi próximo hijo sea la piel del diablo, para que no tengáis que venir las hipócritas a hablar conmigo y Dios no lo quiera en el cielo".
Porque los de ahora no son ricos, como podían ser los Borghese o los Medici o los Borja, sino estraperlistas analfabetos. Hay una diferencia entre rico joputa y rico analfabeto. Y no es lo mismo venir de una familia de aventureros renacentistas nobles y formados que de una manada de camelleros follacabras o de trileros financieros de color naranja.
Impacto mundial, excepto en el "Gau" de Bariloche... dónde por cierto el "Gauleiter" Mengele ha declarado: "mi no saberr nada, mi afuelo erra gallego".
Los superhombres corriendo como conejos asustados delante de los subhumanos eslavos a los que había que exterminar antes que a los judíos incluso... como decía mi abuelo: no hay fascista valiente, necesitan estar 20 contra 1.
Mi padre no pudo pagar ni un euro a ASISA ni a ningún otro seguro privado nunca. Lo trataron y se recuperó de un cáncer de próstata con tecnologías bastante caras. Años después, cuando un sarcoma feroz se lo llevó en poco tiempo, pudo morir en una planta de paliativos de oncología pública, bien cuidado, con la compañía mía y de mi madre sin fiscalizar horarios ni entradas ni salidas, con médicos que pasaban cada día y que nos trataban con respeto máximo y resolvían todas nuestras preguntas, sin sufrir dolores innecesarios. Se llama sanidad pública, aunque algunos lo llamen comunismo bolivarianoseparatista, y me regaló años extra de tener padre, primero, y una despedida humana después. El trato del seguro privado (uno de los habituales entre españistanoles , primero de OCASO y luego MAPFRE) de decesos, en cambio, fue para que me entraran ganas de meterles de hostias a todos.