No se dan cuenta que sin sus clientes, no son nada. Nosotros, tampoco, al parecer. A la primera que me lo cobren, que me den la factura y al día siguiente todo el dinero fuera, que será mucho o poco pero es mio.
Por densidad de población ese ambulatorio no sobra. En todo caso, dejemos el mismo número de ambulatorios que de iglesias en Bellvitge. Y por cierto, la broma de los 300 metros en línea recta ya está bien. Si no hubiera sido necesario algún centro, a lo mejor no se habría construido. Con la media de edad que tenemos en el barrio, es hasta una vergüenza discutir el tema. Sólo aplaudir el ejemplo que nos están dando nuestros mayores.
Lo hacen. A mi me vendieron como si fuera nuevo un monitor evidentemente usado; lleno de polvo, mal embalado, cd de drivers abierto... No señor, ellos no son tontos. Ahora, si quiero comprar algo me lo tienen que abrir delante mio. Funciona.
Doncs mira, sempre et quedarà la fuga de cervells o passar-te a la construcció, o a la deconstrucció del païs.
Traduzco:
Pues mira, siempre te quedará la fuga de cerebros o pasarte a la construcción, o a la deconstrucción del país.
Aquella noche te miraba atento, y si me querías mirar yo disimulaba y me dejaba. Aquella noche tú mirabas el cielo y buscabas una ursa minur y cerrabas los ojos y eras feliz, yo te miraba a ti y también lo era, y los dos escuchábamos el mar intentando llegar hasta nosotros, para pedir permiso para obtener un poco de la felicidad que crecía y hervía en aquellos dos metros cuadrados. Aquella noche yo te respiraba y tú a mí, no me atrevía a hablar, ni a respirar, si esto me impedía sentir tu respiración. Aquella noche tus manos no se dejaban coger por las mías, porque estaban ocupadas al acariciar mi cara. Aquella noche me mimabas tú, y yo lo aceptaba, con tal que después me lo dejaras hacer tú a mí. Aquella noche no se repetirá, igual que cada vez que me mires, que es igual pero diferente, porque cada vez es mejor. Aquella noche igual que otros, te he tenido a menos de un milímetro de mí y no he podido evitar de pensar en el que pasará cuando despierte y te tenga que decir adiós. Aquella noche, como otras, queda grabada a fuego donde tú ya sabes y no digo nunca. Aquella noche la mejoraremos, porque nos lo merecemos.
Mi princesa, de manos suficientemente pequeñas, sabe que si yo fuera Dios querría ser yo por un motivo. Y que mi mundo es pequeño y sin embargo, cabe ella. Mi princesa, que salió del armario de mis sueños para acercarse algo más a mí, ya sabe lo que siento y todavía no se lo he dicho.
Te dedico esta concentración de todo el que siento en poco espacio: la primera lágrima que lloré por ti, que igual que marcha vuelve, sin avisar.
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