El tratado FACE, firmado por 16 miembros de la OTAN y seis del Pacto de Varsovia un año antes de la disolución de la Unión Soviética, limita los contingentes militares de cada bloque desplegados en el este de Europa y el Cáucaso. Uno de los puntos del pacto, firmado por Moscú de nuevo en 1999, establecía que Rusia retiraría sus tropas tanto de Moldavia —desplegadas en Transnistria— como de Georgia —en la región separatista de Abjasia—, algo que nunca sucedió. En noviembre de 2023, un año y medio después de invadir Ucrania (también parte del tratado), Rusia abandonó el pacto.
Rusia ha dejado caer que Moldavia podría ser un objetivo militar en varias ocasiones desde que comenzó la guerra de Ucrania. Al principio de la ofensiva, en abril de 2022, uno de sus generales afirmó que el plan inicial incluía tomar el sur de Ucrania —Odesa— y avanzar por el litoral hasta Transnistria. Esa misma idea la expuso este lunes el expresidente ruso Dmitri Medvédev, también alto cargo del Consejo de Seguridad nacional. Con un mapa en el que Ucrania quedaba reducida a una minúscula región en torno a Kiev, y Rusia llegaba hasta la frontera rumana, Medvédev fue rotundo: “Nuestro presidente ha sido preciso sobre nuestras fronteras: Las fronteras de Rusia no acaban en ningún sitio”.
Hasta el infinito y más allá.
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¿Pero quién va a saber más sobre la situación en Ucrania, el presidente de Ucrania o el presidente de EEUU?