Con lo que cuesta sacarse una carrera y a estos hijos de puta o les regalan los títulos ó directamente se los inventan mientras cuele. Y sino, pues se borran de cv y a otra cosa. Puto esperpento.
#2 Sin querer ofender a nadie mi comentario se refería a la expresión amar el trabajo. Nunca hubiera usado ese verbo al hablar de trabajo. Te puede gustar más o menos, tener vocación, pero amar, nunca. Para mí es un medio que, en mi caso, me permite vivir dignamente. Soy consciente de que vendo mi tiempo, mi salud y los mejores años de vida a una empresa para poder comprarme una casa, un coche, irme de vacaciones varias veces al año, etc. Es puro interés mutuo. No amor.
#39 Ya está bien de diferenciar entre víctimas de primera y de segunda. El mismo derecho tienen a ser considerados y reparados judíos, palestinos, gitanos, homosexuales o el que sea que haya vivido una barbarie semejante.
#23 Te entiendo. Lo que me molesta es el hecho de que precisamente ahora incluyan ese requisito. Por suerte ya hace bastantes años que tengo el pasaporte alemán y no me tuve que tragar ese sapo. Hoy no lo haría.
#15 Es un sinsentido y una enorme injusticia que sólo el tema judío sea una razón de estado para Alemania cuando los nazis masacraron tanto a españoles, soviéticos, gitanos, comunistas, homosexuales, etc etc.
Por otra parte se me escapa la razón de este nuevo requisito. Ese país existe y punto. Te guste ó no. Igual que cualquier otro. No depende de mi que un país exista ó deje de existir. El debate es absurdo. Es meter con calzador algo que no tiene nada que ver con el simple hecho de solicitar la nacionalidad alemana. Y el mezclarlo con antisemitismo ya es el colmo de la ignorancia. De verdad que nos estamos volviendo gilipollas a pasos agigantados y sin poder evitarlo.
#13 Coño pero es que es un absurdo. Los promotores de esa mierda viven del Estado. Nada más por eso a los idiotas que les votan les debería sonar una alarma. Pero igual pido demasiado...
Va servir de mucho. Lo mismo que las 9876 cumbres organizadas en los últimos 80 años junto con las firmes condenas de la ONU y el apretón de puñitos de Borrel...
Pocas veces se ha visto una disonancia narrativa tan grande como en el genocidio palestino. Llega a tal punto que incluso en Alemania empiezan a cambiar las tornas y se da minutos a voces críticas en los öffentlich-rechtliche.