Después de encontrar su cuerpo, los investigadores descubrieron que el tirador todavía tenía 24 balas en dos cargadores y otras 18 balas sueltas para su pistola Glock, así como 17 balas para su escopeta, indicó Michael Lohnegger, jefe de la oficina de policía criminal de la provincia de Estiria. "Se puede decir con certeza que, a lo largo de los años, desarrolló una pasión significativa en términos generales por el fenómeno de los tiroteos escolares", afirmó Lohnegger. "Glorifica no solo los actos en general, sino también a los perpetradores”
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