Lo excluido por la sanidad pública debe ser pagado por el interesado bien directamente o contratando un seguro médico privado. Y claro, este hueco ha sido rápidamente ocupado por el “libre mercado” y su inevitable tendencia al beneficio empresarial. Y así tras años de liberalización de precios actualmente la primera consulta con por ejemplo un endocrinólogo o un cardiólogo supera los 150 euros y a partir de ahí, dependiendo de la gravedad médica la factura puede crecer alarmantemente.
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