Imagínate esto: entras en un edificio custodiado por policías, escáneres, detectores de metales y sistemas de reconocimiento facial y huellas dactilares. Decenas de drones sobrevuelan la zona. Pero no es una prisión de alta seguridad. Es… un examen. El famoso Gaokao, la selectividad china. Cada año, 13 millones de estudiantes chinos se enfrentan a tres días de infierno. El Gaokao no es solo un examen: es un ritual iniciático. Es el Calvario, el Everest, el Juicio Final de los exámenes, el “sálvese quien pueda” educativo.
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