"Había sobreproducción, y mi superior me dijo que siguiera así. De lo contrario, se veía obligado a abandonar el aeropuerto para tirar las cosas en contenedores especiales, lo cual tiene un costo", afirmó el trabajador. "No es una ayuda estructural, pero al menos esa noche no pasaron hambre. Fueron unos 80 en total los que recibieron algo que, de otro modo, habría acabado podrido en un contenedor. Me siento orgulloso de haber dado de comer". La empresa asegura que es una falta grave.