¿Y cómo se decidió a compartir piso? "Es una decisión como plantearte si te casas o no", explica. Y va más allá: "Es perder una parte de mi libertad", y lo ejemplifica, con su gracia característica, con el hecho de que ya no puede ir desnudo por su casa. Su compañero de piso des un joven de 24 años, cocinero, que sufre el problema de la vivienda más todavía, porque apenas cobra algo más que el salario mínimo, unos 1.200 euros.