Permitidme que os cuente una pequeña historia que me ha pasado con mis hijas al principio de este verano con su pequepandilla de amigas de la playa.
Se les ha ocurrido juntarse entre todas, comprar gomas y hacer pulseritas para venderlas en la urbanización. Se han puesto de acuerdo, han comprado las gomas y se han puesto a la tarea. Estuvieron haciendo distintos modelos, a medida, a petición, recogiendo conchas, poniéndolas en las pulseras, persiguiendo a los vecinos, poniendo un tenderete. Vamos, de todo y cualquier otra cosa que se les ocurrió. Durante varios días, un montón de horas y trabajo.
Así que llego la hora de hacer el reparto de los beneficios con una tremenda ilusión. 12 niños había recaudado 12 euros.
En ese momento vi mi oportunidad de enseñarles una pequeña lección, aunque el resto de padres se hayan enfadado conmigo por haberles chafado aunque contentos de no tener que comprar mas pulseras ;-).
Ahí estaban en la mesita contemplando ilusionados la pila de monedas que habían conseguido y llegue yo... les saque mi carnet del trabajo en el que dice que trabajo en hacienda y me presente como "recaudador de impuestos".
" A ver, a ver... " les dije. "Primero hay que pagar el iva porque hay que contribuir a los gastos de la comunidad que es donde habéis hecho el negocio, las mesas, la piscina y las zonas comunes 20% de la facturación" (para redondear) y les quité 2,4 euros. Me miraron raro pero aceptaron.
" ... ahora tendréis que pagar a vuestros proveedores e "inversores", así que los 5 euros que os habéis gastado en las gomas tienen que volver a sus dueños para que mañana podáis seguir vendiendo pulseras " Los que habían puesto el dinero se quedaron algo más tranquilos pero en sus caras se veía que algo no cuadraba, y los que no habían puesto nada, estaban más intranquilos pero todo les seguía pareciendo muy lógico. La frustración asomaba ya en algunos ojillos tiernos.
" ... Muy bien ahora, como empresarios tenéis que repartir el sueldo entre vuestros trabajadores, pero antes de eso hay que pagar la seguridad social, redondeando el 33%". Se me quedaron muy raros y sin saber como hacerlo y preguntando el por qué de ese pago. Entonces les explique que con ese dinero se pagan las medicinas de sus padres y las suyas cuando se ponen malos, también se les dará una paga para cuando sean mayores (y se lo dije sin reírme para no desilusionarlos más, el dinero que pagan ahora me lo gasto, no lo guardo para su paga, je, je, je) y también para pagar a los que no han podido o han tenido la posibilidad de trabajar en el negocio de hacer las pulseras. Había otros niños que no pudieron poner los 50 céntimos que pusieron para las pulseras y otros que no quisieron y prefirieron comprarse chuches, pero les dije que también les tocaba parte de los beneficios porque vivían en la comunidad.
Visiblemente molestos me preguntaron como hacerlo de una forma sencilla porque no sabían que era eso del 33%. "Aunque luego con los mayores se complica un poco, para vosotros es fácil, todo lo que quedaba por repartir, los 4,6 euros, lo ponéis en cuatro montones de 1,15, yo me cojo uno y vosotros os quedáis con los otros tres..." les expliqué.
Ya bastante tristones cogieron los 3,45 euros que les quedaban y se disponían a repartirlos entre los 12, unos míseros 28 céntimos por cabeza.
En ese momento me planteé si seguir adelante o no, me daban mucha penita y los vecinos me estaban mirando mal, pero dije esto lo tengo que acabar... Así que antes de que pudieran repartirse el dinero les dije: "... ¡eh, eh!, esperar que no he terminado con vosotros, os toca pagar la renta (irpf) un 10% para redondear" y les fui cogiendo 3 céntimos a cada uno.
Puse cara de malo y le dije con voz ronca "... y que sepáis que de lo que os queda, pagaréis iva cuando compréis chuches y si ahorráis también me llevaré una parte je, je, je " me reí colocándome la toalla en la cara como el conde Drácula, en mi papel de chupasangre. Cogí los 4 euros que me "tocaban" y me marché perseguido por 12 niños furibundos.
Me gritaban, me insultaban, alguno hasta decía en voz alta que no era justo, que ellos había estado trabajando durante dos días y que solo habían sacado 25 céntimos y que yo había llegado al final y me había llevado 4 euros de los 7 euros después de descontar el material.
Estuve dando unas cuantas vueltas alrededor de la piscina con los niños persiguiéndome, les decía "Soy el mas fuerte, me tenéis que hacer caso, la ley (que yo mismo impongo) me da la razón ja, ja, ja..."
A diferencia del mundo real, les dejé que me tiraran a la piscina y cuando salí les devolví el dinero.
Después, se me acercó mi hija mayor y me hizo dos preguntas.
La primera fue:
"Papá, no acabo de entender todo esto, yo fui las que les convenció para que vendiéramos pulseras, las estuve buscando en la tiendas, las pagué aunque no sabía si luego me darían el dinero, hice los carteles y estuve diciendo a la gente que hacer y al final solo obtuve lo mismo que los demás. ¿es justo?"
"¿justo, injusto?, depende a quien preguntes, pero me encanta que hayas hecho esto, te has esforzado y te lo has pasado bien, no ha salido como esperabas, pero creo que has aprendido un montón. La próxima vez, antes de repartir el dinero entre todos reserva una pequeña parte como beneficio del empresario y calcula mejor el precio al que tenéis que vender las pulseras... pero recuerda que de ahí también te cogeré un cuarto ja, ja, ja" le respondí todavía en mi papel de vampiro, digo, recaudador del impuesto de sociedades.
La segunda fue:
"Papá, ¿de verdad el mundo de los adultos funciona así?"
"... humm ... ehhh, lamentablemente sí, lo que pasa es que lo hacen mucho mas complicado, lo trocean, lo separan para esconderlo y hacer difícil de entender. A muchos les pasa lo mismo que les ha pasado a los vecinos, se enfadan con quien lo cuenta y lo explica. Te llaman egoísta, insolidario, mentiroso y cosas peores. La ignorancia es muy atrevida . No resulta agradable ver como funcionan las cosas de verdad. Muchas veces la ideas y las creencias están por encima de la realidad, cuando pasa eso la gente sufre un fuerte malestar porque no somos capaces de separar una idea de nuestra identidad. Cuando creemos que algo es de una determinada manera y alguien nos enseña que no es así nos sentimos atacados, la imagen que tenemos de nosotros mismos no puede estar equivocada. Vete a jugar con tus amigos, que todavía eres muy joven..."