La codeína por sí sola no brinda mucha ayuda para dejar de toser. El hígado debe alterarlo químicamente para que sea eficaz. Y ahí es donde está el problema. Cuando el hígado procesa la codeína, se altera en su forma activa, que es la morfina. Los hígados de los niños convierten la codeína en niveles de morfina más altos de lo normal. La morfina puede disminuir significativamente la respiración en bebés y niños. Y los niños que ya tienen problemas respiratorios corren un mayor riesgo.
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