“Básicamente, lo que han visto es que cuando las dorsales africanas se doblan hacia el norte afectando al Mediterráneo, eso provoca ausencia de viento, y eso sube la temperatura del mar”. “De momento, estos resultados nos pueden dar una ayuda en cuanto a la predictibilidad”, concluye. “Cuando se formen estas dorsales tan persistentes, sabremos que es probable que eso dé lugar a eventos de olas de calor marinas”.