España ha sufrido con fuerza el zarpazo del cambio climático este 2025. El pasado agosto, la peor oleada de incendios del siglo arrasó con casi 400.000 hectáreas, más que la superficie de Mallorca, mientras que las temperaturas extremas sitúan este verano como el más cálido desde que hay registros y los últimos cuatro años como los más calurosos. A la vez, las lluvias torrenciales también han marcado récords y las continuas inundaciones han provocado la primera dimisión de un alcalde, el de Alcanar (Tarragona), por la emergencia climática. Y sin embargo, este fenómeno no ocupa un espacio central ni en titulares, ni en discursos públicos, ni en conversaciones privadas. ¿Nos estamos acostumbrando a romper un récord tras otro y a la sucesión de desastres? "2025 ha sido el último clavo en el ataúd de la normalidad climática", sentencia el ambientólogo y divulgador Andreu Escrivà. Una "certificación muy dolorosa", en el primer cuarto de este siglo, de que "hemos enterrado el clima en el que hemos vivido los humanos en los últimos 10.000 años".