Un monje andariego se encontró, en uno de sus viajes, una piedra preciosa, y la guardó en su talega. Un día se encontró con un viajero y, al abrir su talega para compartir con él sus provisiones, el viajero vio la joya y se la pidió.
El monje se la dio sin más. El viajero le dio las gracias y marchó lleno de gozo con aquel regalo inesperado de la piedra preciosa que bastaría para darle riqueza y seguridad todo el resto de sus días.
Sin embargo, pocos días después, volvió en busca del monje mendicante, lo encontró, le devolvió la joya y le suplicó: “Ahora te ruego que me des algo de mucho más valor que esta joya… dame, por favor, lo que te permitió dármela a mí”.
Cuento Zen
Comentarios
Se nota que es un cuento chino.
¡Por los cojones va a soltar in monje una joya! ¡Sea de la religión que sea!
Me ha recordado a este chiste
#1 Buena forma de empezar el día con una risas, gracias.
Es largo, luego lo escucho entero porque tiene gracia el filósofo.
Edito porque me he comido palabras.
Corregido!