Había un pescador vendiendo cangrejos cerca de la playa. Tenía dos baldes en donde reposaban los animales. Sin embargo, uno de los baldes estaba tapado, mientras que el otro no.
Nadie reparó en ese detalle, hasta que una mujer se acercó para ver la mercancía y sintió curiosidad por la diferencia. Pensó que quizás los animales eran de distinta calidad. Entonces le preguntó al pescador sobre el porqué de esa situación.
El vendedor le señaló el cubo de los cangrejos que estaba con tapa.
-Estos son cangrejos japoneses, le dijo. Y señalando hacia el otro balde, añadió:
-Y estos son cangrejos nacionales.
La mujer no entendía. ¿Qué tenía que ver la procedencia con el hecho de que un balde estuviera tapado y el otro no?
El pescador, que notó la confusión, se dispuso a explicarlo.
-Verá, los cangrejos japoneses se escapan fácilmente. Cuando uno de ellos trata de salir, los demás forman una cadena y le ayudan, hasta que consigue huir. Por eso es necesario ponerle una tapa al balde. En cambio, los cangrejos nacionales, en cuanto ven que alguno trata de escapar, lo agarran y lo retienen para que no lo consiga.
Cuento Zen sobre la envidia
Comentarios
Muy bueno ya lo había escuchado, muy cierto. La envidia es muy mala, la gente en vez de alegrarte que te vaya bien y prosperes, espera que te arruines y no te vaya bien. Lo cierto es que cuanto mejore vaya a la gente que tengo a mi alrededor solo por inercia también me irá bien a mí. Esa es mi manera de pensar. Envidia cero y mejoraremos todos, y alegrarse de los éxitos de los demás
De hecho existe la expresión « mentalidad de cangrejo ».