71 meneos
109 clics

El alcalde al que un juez le embargó una vaca por abrir una fosa común
En 1979 era impensable pedir justicia por las masacres franquistas. Pero algunos, no muchos, pedían al menos dignidad. No era fácil: la dignidad que pretendían exigía escarbar en un tiempo de secretos enterrados. Cuando se lograba una exhumación de víctimas del franquismo, por la obstinación o valentía o desesperación de un grupo de familiares, tocaba asumir consecuencias. Amenazas, represalias, demandas. Lo comprobó Benito Benítez Trinidad, el alcalde de esta historia.
|
Click para ver los comentarios