De estos premios me fío más que de los Nobel. Por lo menos Borges tuvo el Cervantes, pero la Academia Sueca nunca quiso darle el Nobel, que sí tienen paquetes literarios de poca monta.
Gonzalo Celorio, maestro de las letras mexicanas, merece con creces el Premio Cervantes por la exquisita hondura de su obra, que amalgama erudición, memoria y lirismo con una naturalidad prodigiosa. Su prosa, elegante y melancólica, transfigura la experiencia vital en una meditación sobre el tiempo, la cultura y la fragilidad humana. En novelas como Amor propicio y El metal y la escoria, su escritura se erige en un monumento a la lengua castellana, en su vertiente más reflexiva y musical. Celorio no solo cultiva el arte de narrar: dignifica la palabra, la rescata del olvido y la convierte en revelación.
Regreso al pasado.