Con 541 m de largo sobre el estuario del Forth, cerca de Edimburgo, el puente ferroviario del Forth era el puente en voladizo más largo del mundo en 1890. Superado en longitud por el de Quebec en 1919, es una maravilla de la ingeniería y ocupa aún el segundo puesto mundial. Fue restaurado en 2012, y en 2015 declarado Patrimonio de la Humanidad por UNESCO, alabada por su fuerza estructural y claridad visual: «Innovador en estilo, materiales y escala». Se eleva 46 m sobre el agua, usó 55.000 toneladas de acero, 10 veces más que la Torre Eiffel.
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La de la demonstracion del sistema es genial