A finales del siglo XVIII, algunos caricaturistas comenzaron a explotar esta idea para utilizarla en mapas satíricos con los que criticar la actitud de las distintas potencias europeas. Pero no todos los mapas antropomorfos estaban afilados como puñales. Hubo algunas obras que simplemente buscaban explotar su capacidad estética o sacarnos una sonrisa. Y precisamente una de esas obras es la que os quiero traer hoy.
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