El conocimiento técnico y comercio de la seda se expandió por la Ruta de la Seda, una red de rutas comerciales que surgieron en China en el s. II a. C, extendiéndose por el continente asiático hasta llegar al Mediterráneo. A València llegó gracias a los musulmanes, pero no se conformó con recibirla, aprendió a producirla. Fue en el actual barrio de El Pilar —antiguamente denominado Velluters, significa artesanos de la seda—, que durante el siglo XV se erigió como el centro neurálgico de la sericicultura valenciana.
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