Lo importante es esto: una civilización hipertécnica puede simular mil «falsas civilizaciones» por cada civilización «verdadera». Lo cual significa que, si tomamos al azar un «cerebro pensante», el mío, el suyo, existen 999 probabilidades sobre 1.000 de que sea un cerebro virtual y una sobre 1.000 de que sea un cerebro real. Dicho de otro modo: el «Pienso, luego existo» del Discurso del método de Descartes ha quedado obsoleto. Debería ser más bien: «Pienso, luego lo más seguro es que sea un programa informático».
La anomalía. Herve Teller
Comentarios
Mira que precisamente este que ahora escribe es crítico con el dualismo cartesiano, pero... vaya gilipollez de cita...
Somos un programa genético y social. Añadir una dimensión más no debería cambiar nada. ¿O sí?
La premisa aquí es que una simulación sería indistinguible de la realidad y no parece tan claro.
Y el tema es que una simulación realmente precisa, y sucede parecido con el diablo de Laplace, resultaría en un modelo espejo, una copia antes que una "reproducción a escala".
Y aún así toda información requiere de un soporte físico por lo que esa simulación sería real, por lo menos en cuanto simulación.
En mi opinión basta con levantarse a media noche a por agua o al frigorífico, darse en el dedo meñique de un pie con el canto de alguna mesa o silla, para tener la revelación irrefutable de que esta mierda es real de cojones.