El reciente y sorpresivo anuncio estadounidense de levantar las sanciones a la potasa bielorrusa ha provocado un seísmo geopolítico cuyas réplicas amenazan con desestabilizar la estrategia de autonomía de la UE, situándola en posición de extrema vulnerabilidad. La UE se enfrenta a la cruda realidad de su dependencia, el mineral esencial para la seguridad alimentaria, sigue siendo el gran ausente en la lista de materias primas estratégicas. Esta omisión técnica deja al sector agrario europeo a merced de los vaivenes diplomáticos de terceros.