El día de su botadura, el Destructor espantó todas las posibles dudas que hubiese generado: alcanzó los 22,5 nudos de velocidad y en menos de veinticuatro horas recorrió el trayecto entre la costa sur de Inglaterra y el noroeste de la Península Ibérica. Aunque los trabajos de construcción de la nave llegaron a suspenderse temporalmente, el tesón de Villaamil, respaldado por el Ministerio de Marina, hizo que el proyecto llegase a buen puerto.
Comentarios
Pues cualquiera que ya en 1896 haya derrotado a Pablo Iglesias merece todo mi respeto... un visionario de los que ya no se fabrican