De manera solapada un colega le había enterado acerca de una convocatoria “cerrada” para ocupar el puesto vacante de Administrador de aduanas, plaza que le caería como anillo al dedo, pues a pesar de su maestría en Administración, Gonzalo Pérez trabajaba como taxista a tiempo completo. Ahora el problema era cómo conseguir las recomendaciones que estas convocatorias, amañadas por defecto, exigen.
Él no tenía relaciones a ese nivel, pero, sin perder los ánimos, recurrió a su tío Juan Alatriste; un politiquero cuajado. Quizás él conocía, y podría