La belleza de la palabra
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La pregunta más difícil del mundo

Si el Cielo no tuviera a veces su maldades. si dios no se enojara, si no existiera el Hades, si no fuesen cofrades San Pedro y Satanás de un mismo cementerio... ¿Qué mísero misterio tendría la existencia? Si sólo la obediencia nos fuera permitida, si no hubiera ascensiones por miedo a la caída... Si sólo la campana perdida de una iglesia sirviera de anestesia para este gran dolor que tanto nos tortura... ¿De que valdría el amor faltando la locura? . . Feindesland, 2007.
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Sólo los roces

Los lunes no dormimos, sólo existimos, porque nunca podemos sentir domingos sin sol esos domingos que no sentimos, de manta y sueño, de amor y caricias, de miradas tranquilas. Amor sin estridencias. O locuras con demencias. Compartidas. Esos lunes que no existen porque los martes siempre hieren. Lunes de sábanas que son lunes de sabanas africanas, donde ni tú ni yo encontramos la palabras, sólo los roces. ContinuumST (2002)
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Somos lo que enterramos

Ya no somos horizonte de bosque en la lejanía: somos leña para el fuego.  Para otro fuego. Es tarde ya para hablar. Es tarde para el café. Es tarde para el deseo.  Conservemos las miradas en un frasco de cristal, como moscas atrapadas por un niño que encontró ya otro juguete. Escondamos estas horas en un reloj de bolsillo con otro nombre grabado, sobre la hora silente que sin campanada espera. Conservemos la memoria de este …
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Poema: Hay algo en mí…

Hay algo en mí; no sé lo que es, pero sé que está en mí. Empapado y sudoroso, calmado y frío se pone mi cuerpo luego; duermo, duermo largo y tendido. No lo conozco ─carece de nombre─, es una palabra no dicha, no está en ningún diccionario, declaración, símbolo. Algo gira sobre una cosa que es más que la tierra sobre la que giro. La creación es esa amiga suya cuyo abrazo me despierta. Quizá podría decir más. ¡Esbozos! Abogo por mis hermanos y hermanas. No es el caos...
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No sólo polvo y olvido

También somos pescadores ondeando sobre la mar, desafíos de una estrella olvidada en la vacía eternidad de su empeño. Somos todos el ensueño macerado de la nada, alquimistas de las sombras, sembradores de patrañas, funambulistas dormidos avanzando en el alambre carcomido por un tiempo irisado de ficciones. Las historias que contamos quieren dejar de ser cuentos, unirse en grandes tratados, esparcirse en la memoria lacónica de un silencio…
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