El dios abandona a Antonio. No digas que fue un sueño

Cuando, de pronto, se deje oír a medianoche

el paso de una invisible comitiva,

con músicas sublimes y con voces,

tu suerte que cede, tus obras

malogradas, los planes de tu vida

que acabaron todos en quimeras, será inútil llorarlos.

Como el que está listo ya hace tiempo, como el valiente,

despídete de ella, de la Alejandría que se marcha.

Sobre todo, no te engañes, no digas que fue

un sueño, ni que se confundieron tus oídos;

no te rebajes a tan vanas esperanzas.

Como el que está listo ya hace tiempo, como el valiente,

como te corresponde por haber merecido tal ciudad,

quédate firme frente a la ventana

y escucha con emoción

—no con las súplicas y las quejas de los cobardes—

el rumor, cual un último deleite,

los sublimes instrumentos de la secreta comitiva,

y despídete de ella, de la Alejandría que pierdes.

Constantino Cavafis