No pasa nada.
Ella está en un expreso
con dirección
a Barcelona, y yo aquí,
en mi mesa de trabajo,
escribiendo estos versos.
Hace apenas dos horas
que se ha ido.
Mañana charlaremos por teléfono.
Sobre la tele,
su espléndida sonrisa.
No pasa nada, como digo.
Y, de repente,
no sé qué hacer
con tanta soledad.
Karmelo C. Iribarren
Comentarios
#5 Ya preparo tila para los dos, tranquilo.
#0 iba a decir una burrada pero no la digo, bueno, pues la digo.
Una pajilla y a ir tirando
#1 Anda! Sí estás comentando el poema, creí que era la fábula y no entendía el comentario.
#2 .. he comentado las dos cosas
#3 Sí, y me lié yo sola.
Va a ser cuestión de tomar una tila, voy demasiado espesa.
Edito porque me he comido una palabreja.
#4 yo también ando despistado entre que trasteo con los trastos de la cocina y no acabo de enterarme, con el último comentario andaba también despistado
La gente no aprecia la virtud de la soledad, el tiempo pasa más despacio, la mente se relaja, puedes dedicar algo de tiempo a ti mismo, en tus términos, a tu gusto.
Y lo mejor de todo, cuando la soledad termina, aprecias más a quien tienes a tu lado.
Todos deberíamos buscar un poco de soledad e introspección de cuando en cuando, te pone en perspectiva.