España encara 2025 con el reto de consolidarse como una de las principales economías avanzadas. Los números así lo dictan. El Banco de España sitúa el crecimiento del PIB del año que viene en el 2,5%, tres décimas por encima al previsto por el FMI para Estados Unidos, convertido ahora su principal competidor; y lejos del 1,8% que los de Kristalina Gueorguieva otorgan a la media de los países occidentales. Las distancias serán mayores dentro de la zona del euro, pese a que España sigue muy lejos de las tasas de productividad comunitarias.
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