Ver a alguien reproduciendo vídeos o música sin auriculares en espacios públicos, como un tren silencioso, una sala de espera o un vagón donde la mayoría intenta leer o descansar, se ha convertido en una escena cada vez más habitual. Sin embargo, según diversos especialistas en comportamiento social, esta práctica va mucho más allá de la mala educación: suele evidenciar la ausencia de varias cualidades psicológicas básicas necesarias para convivir en espacios compartidos.