Cuando me enteré del lío monumental iniciado a raíz del famoso documento de Bescansa, lo primero que hice fue buscarlo. Y lo encontré aquí m.publico.es/pages/2040413/el-documento-completo-de-bescansa-que-desta Al ver su contenido, me sorprendió que ninguna persona con una mínima cultura democrática pudiese escandalizarse con el, y mucho menos pedir dimisiones por su causa.
Como podéis ver, Bescansa traza una estrategia para sustituir a Iglesias. No planea matarle, ni secuestrarle, ni comprar votos. Simplemente idea un camino para lograr, mediante alianzas, que una mayoría de militantes le prefieran a ella y se convenzan de que su proyecto es mejor. Yo no la votaría, pero defiendo su derecho a intentarlo.
Los partidos políticos no son cortijos de su dirigencia, sino asociaciones donde los militantes deben tener el protagonismo. Deben gozar del derecho a cuestionar las políticas de sus dirigentes, a criticarles, a proponer alternativas y a ofrecerse al resto de militantes si sienten que pueden hacerlo mejor que los actuales líderes.
Cuando algunos empezaron a pedir la cabeza de Bescansa, recordé aquella escena de El Padrino II en la que Tom Hagen propone a Pentangeli que se suicide después de que su plan contra Michael Corleone fracase m.youtube.com/watch?v=xFERqE_AF8c Pero la política no debería moverse en esos parámetros.
En España necesitamos un partido que supere la lógica clientelar vigente en los círculos de poder. Un partido con cultura democrática, que no tenga miedo de mostrar su pluralismo interno. Un partido cuyo secretario general responda con un "buena suerte" a quien le diga "no me gusta tu forma de llevar el partido y voy a organizarme para convencer a los militantes y sustituirte". Un partido donde el miedo a perder el poder interno no se anteponga a las libertades de los militantes.
Por eso me entristece profundamente la absoluta falta de cultura democrática de quienes pretenden defenestrar a Bescansa. Un partido donde cuestionar al líder es causa de purga, no es sino un agujero tan oscuro como los viejos partidos. Y en consecuencia no puede ofrecernos nada nuevo. Por suerte, una buena parte de los militantes del partido aún cree en la democracia interna, las libertades individuales y el derecho de todos los que lo integran a defender sus proyectos, sin represalias por cuestionar al líder ni privilegios por someterse a el. Conozco a gente que piensa así en todas las "familias" del partido. Ojalá su criterio termine convirtiéndose en el mayoritario.