Suelo, tú que llevas al caminante y a ley de la gravedad desafías, ¿a tantos escritores aburrías que por no ser flor no eras importante? Los ojos buscan al cielo brillante y para ti tienen graves miopías, dime tú, humano ser, ¿cómo andarías si no fuese por algo que te aguante? Nos llenas la vida de tus vaivenes en los caminos a los que uno aspira, y nos cobijas al llegar nuestra hora. Tanta presencia en la existencia tienes que eres como el aire que se respira, que, de tanto uso, no se le valora.