Como ya sabéis, la feminista Pamela Palenciano, que lleva casi 20 años representando el monólogo “No solo duelen los golpes”, fue denunciada recientemente por la Asociación Hombres Maltratados. De un tiempo a esta parte, diferentes fragmentos del show de Palenciano han ido circulando por la red a la vez que recibiendo críticas muy duras. Algunas de ellas la acusan de misándrica, de negacionista del maltrato masculino, o de distorsionar la realidad en nombre de una ideología. Debido a esto, hace tres semanas, la función que tenía que representar en Navalagamella, fue cancelada para evitar polémicas.
Otra de las críticas que se ha esgrimido con mucha contundencia es el hecho de que su monólogo se representa en institutos a chavales menores de edad, y, además, es pagado con dinero público. En concreto, estaría cobrando 1.700 euros por cada actuación.
Frente a las críticas contra Palenciano ha salido Irene Montero defendiéndola:
Mientras que uno de cada 5 chicos entre 15 y 29 años cree que no existe la violencia machista, #NoSoloDuelenLosGolpes lleva años concienciando a las generaciones jóvenes y realizando una importantísima labor para que las adolescentes puedan identificarla. Todo el apoyo💜
¿Pero son las críticas contra Palenciano justificadas o realmente son una exageración? ¿Tan grave es lo que dice en su monólogo? Seguid leyendo y lo comprobaremos juntos.
Análisis del monólogo
El espectáculo dura hora y media, pero yo trataré de resumirlo en las siguientes hojas seleccionando los momentos que me parezcan más destacables. El primero de estos momentos se da nada más empezar. Dice Palenciano:
El patriarcado hace más de 21 siglos colocó a los hombres aquí (pone la mano izquierda arriba) y a las mujeres aquí (pone la mano derecha por debajo de la otra).
En primer lugar, según las propias teóricas feministas, el patriarcado se inicia hace 8.000 años, lo cual, efectivamente, sería bastante más que 21 siglos, en concreto 80. En segundo lugar, ¿debemos asumir entonces que antes del patriarcado, es decir, antes del descubrimiento de la agricultura, es decir, en la barbarie de antes del neolítico, las mujeres sí estaban en igualdad? Cuando venía un cavernícola te cogía de los pelos y te llevaba a la cueva, ¿ahí sí que la mujer estaba en igualdad? Sabemos que en la prehistoria los roles de hombres y mujeres estaban muy definidos, y por si alguien en los comentarios me va a sacar el artículo de que han encontrado dos huesos de dos hembras, de 17 y 19 años, enterrados junto a diversas armas como prueba de que las mujeres también ejercían la caza, entonces le citaré este vídeo de Xeno (min. 14:45) donde explica que participación en una actividad no es sinónimo de igualdad de implicación, es decir, que la caza nunca fue algo de género neutro:
Por ejemplo, un estudio científico realizado acerca de las costumbres de los Bakaya actuales, un grupo perteneciente a las tribus pigmeas, reveló que aunque el 60% de las mujeres de la tribu pueden considerarse como cazadoras técnicamente, su contribución al grupo representa tan solo un 9% del total de biomasa cazada. (…) Es cierto que muchas sociedades tenían mujeres cazadoras, pero según la muestra transcultural estándar, esta era una actividad predominantemente masculina.
Por tanto, antes del Neolítico había roles diferenciados, es decir, tareas que, en promedio, las hacían con mayor frecuencia los hombres y tareas que, en promedio, las hacían con mayor frecuencia las mujeres; por tanto, no había, en el sentido que ella le da a la palabra, una sociedad “igualitaria” como a ella le gustaría. Pero es que, desde este mismo sentido, aun si retrocediésemos al ancestro común que compartimos con los animales, o nos fuésemos directamente a otras especies, veríamos que tampoco se da su anhelada igualdad, pues tanto machos como hembras suelen tener comportamientos diferentes en muchos aspectos.
Continúa Palenciano:
En esta desigualdad el patriarcado un día caminando por la calle se encontró con el capitalismo, se enamoraron, se acostaron en la primera noche y a la mañana siguiente se casaron por la iglesia. (…) Pero el capitalismo le dijo al patriarcado: “mira es que a mí tu desigualdad que te has montando de masculino y femenino me viene a mí muy bien para montar el resto de desigualdades: primer mundo / tercer mundo, ricos / pobres, blancos / el resto de razas…
Aquí hay varios errores. En primer lugar, como hemos dicho más arriba, el patriarcado no es el origen de las desigualdades entre sexos en el sentido que le da ella a la palabra. De hecho, podríamos decir incluso que en el patriarcado, gracias a la instauración de la monogamia, se dio un sistema igualitario en el cual todos los hombres podían acceder a una mujer, al contrario de lo que ocurría antes, donde lo que reinaba era un modelo de torneo en el cual solo unos pocos (los más aptos) eran los que llegaban a reproducirse (parece ser que este es el motivo por el cual hay tan pocas variantes del cromosoma Y en comparación con las del X).
En segundo lugar, no deseo iniciar una defensa del capitalismo, porque entiendo que esto daría lugar a mucho debate. Lo que sí que creo que es un hecho, aunque suene contraintuitivo, es que, a la liberación de la mujer, ha contribuido el desarrollo tecnológico. Si a esto le queremos llamar capitalismo, o pensamos que sin capitalismo no se hubiese dado o se hubiese dado de una manera más lenta, ahí no entraré, pero no es casual que el feminismo que vivimos hoy en día, que ella defiende, nazca en un país como EE.UU. y se extienda y gane arraigo, especialmente, entre países opulentos (¿capitalistas?). Sabemos que la invención de métodos anticonceptivos permite retrasar o eliminar el embarazo, la invención de electrodomésticos permitieron a las mujeres de décadas atrás reducir el tiempo dedicado a las tareas del hogar. De hecho, hasta para poder divulgar el pensamiento feminista a través de los libros o, en el caso de Palenciano, a través de internet, se necesita de una tecnología. La pregunta aquí es ¿hubiese ocurrido todo esto sin capitalismo? De ser así, ¿hubiese ocurrido a la misma velocidad?
Gráfica de Xeno. ¿Qué es el patriarcado? (2º parte)
En tercer lugar, insisto, no es este artículo una defensa del capitalismo, pero si Palenciano sostiene que este sistema es un generador de pobreza, deberá entonces explicar cómo puede ser que, en el siglo XIX, el porcentaje de la población mundial que se encontraba en situación de extrema pobreza era del 84-94%, y esto se ha visto reducido a menos del 10% a día de hoy.
Continúa Palenciano:
Juan está con María, llevan seis meses de novios, Juan deja a María por el motivo que sea, y a la salida del instituto Juan se lía con otra tía, y nadie aquí va a decir: “Hostia tío, Juan, qué zorro ¿no? ¡qué puto colega! ¡Qué ramero, ¿no?! ¡Qué calientapollas! A juan le decimos: “¡Ole tus huevos!”.
Aquí hay varias cosas que no son correctas. En primer lugar, está tirando de topicazos y generalizaciones. Da por hecho que todos los hombres y mujeres, al no dar un uso extendido de palabas como “puto” o “zorro”, entonces eso deberá significar que todos estaremos aplaudiendo el comportamiento de Juan. Parece ser que palabras como “imbécil”, “gilipollas”, “faltar al respeto”, etc., no existen en un caso como este y no pueden usarse contra Juan; es decir, que si no se usan las palabras que dice ella, entonces eso significa que la sociedad, en su totalidad, aprueba este tipo de comportamientos. Supongo que algunos estaréis pensando: “pero B., claramente las mujeres siempre han sido más censuradas en estos actos que los hombres”. Y yo no puedo negar esta realidad, porque sería estúpido, pero sí puedo explicarla (¡ojo! que no justificarla): las mujeres siempre han sido más censuradas —por hombres y mujeres— en lo relativo al sexo, por el hecho de que las mujeres, en general, controlan el mercado sexual, y, tradicionalmente, una mujer que “regalaba sexo” o se vestía de una forma muy provocativa, era percibida, especialmente entre las mujeres, como un problema. De hecho, los estudios nos dicen que este tipo de censuras se da con más frecuencia entre ellas que entre ellos. Por ejemplo, este:
O este:
O este:
Por lo tanto, Palenciano debería explicar por qué son las mujeres las más proclives a censurar este tipo de comportamientos; es decir, por qué las mujeres, en este aspecto, son más machistas que los mismos hombres.
Continúa Palenciano parodiando el rol de la mujer:
(Leed este párrafo con voz de niña tonta) Aunque yo parezca un tío soy una tía, educada en el mundo de las tías, y mi mundo es de color rosa, con princesas, hadas madrinas, purpurina… En mi mundo me dijeron que las tías sí podemos llorar (…) y que las tías sí podemos tener miedo; es más, las mujeres cuanto más miedo tenemos, cuanto más sensibles, vulnerables, chiquitillas se nos ve, más sexis les resultamos a los hombres. Una tía como yo, que dicen que soy de las que intimido, no pertenezco a este club.
Yo me pregunto que, si es cierto que cuanto más sensibles, vulnerables y chiquititas más sexis resultan las mujeres, entonces por qué según el estudio del 2018 de Pornhub, la segunda categoría de porno más vista por los hombres es MILF, la tercera Mature y por qué justamente el actor que más participa de estas categorías, Jordi el niño polla, es el más buscado de todo el portal. Para el que no esté familiarizado con estas categorías de porno y con este actor, se podría decir que el resumen de sus vídeos es que este chico (que es muy delgadito) siempre simula ser un jovencito estudiante que es seducido y desvirgado por una poderosa y voluptuosa madura.
También me pregunto, cómo puede ser que, según el estudio, las categorías “gangbang”, “hardcore” y “rough sex” sean un 108%, un 80% y un 72%, respectivamente, más populares entre las mujeres que ven porno que entre los hombres. ¿De nuevo otra vez las mujeres están siendo machistas contra ellas mismas?
Lo que ocurre aquí es que, de nuevo, Palenciano está tirando de tópicos, dando por hecho que siempre a un hombre le gustará una mujer sumisa, débil y pequeñita. ¿Y por qué piensa esto? Porque está haciendo un análisis en términos de lucha de poder, y desde estar narrativa has de colocar siempre a unos arriba y a otros abajo.
Continúa Palenciano, esta vez parodiando el rol del hombre:
(leed esto poniendo voz de cani) …y aunque venga alguna feminazi a tu instituto a decirte que yo soy machista porque te he mandado 25 mensajes en 10 minutos, lo hago para cuidarte, porque te quiero.
Es decir, aquí se está generando la percepción de que las conductas de control pertenecen fundamentalmente a los hombres. Cualquiera que haya tenido pareja y se haya relacionado mínimamente, sabe que esto es falso, pero como hay mucha gente que piensa que esto verdaderamente es así, me veo obligado a tener que demostrar la falsedad de la afirmación. La mayor revisión hecha hasta la fecha en materia de violencia doméstica nos dice lo siguiente relativo a las conductas de control y abuso emocional:
Palenciano continúa:
Parece mentira que yo diga esto en el 2016, en la “península histérica”, país de libertades, donde la mujer hacemos lo que nos da la gana (…) (leer en tono irónico) “Tía, porque aquí las mujeres hacemos lo que nos da la gana. Las que están jodidas son las del burka tía, pobrecitas, las del hiyab. Madre mía que lástima esas mujeres cómo están de jodidas, tía”. Es que lo que pasa es que en la “península histérica” el burka de las mujeres es invisible, desde las niñas hasta las más adultas. Te dicen que tú hagas lo que te da la gana y sigue pasando lo mismo que en la época de mi abuela. Cuando María está con Juan y deja a Juan, por el motivo que sea, y a la salida del recreo se va a hablar con su mejor amigo, todo el mundo mira a María en plan: “¡tía qué guarra, qué puta, pero qué zorra! Esa ha dejado al novio por el amigo, porque es una guarra.
En primer lugar, no voy a comentar la comparación de mal gusto de la situación de las mujeres en España con la de las mujeres en países árabes; sin embargo, sí que quiero detenerme en analizar las últimas tres líneas, porque me parece que son un ejemplo perfecto de la visión de Palenciano. Veníamos de la estereotipada situación en la que Juan es visto como un héroe por la gente por enrollarse con otra chica tras dejar a María, y ahora vamos a la no menos estereotipada situación en la que la gente, simplemente por hablar con un chico tras haberlo dejado con su novio, censura el comportamiento de María con insultos. ¿De dónde saca esto esta mujer? ¿Con qué tipo de gente se reúne?
Continúa:
Te están diciendo sutilmente en la peli que un tío de 50 (años) su pareja puede ser una tía de 20, pero al revés no. Si una tía de 50 años se enamora de un tío de 20, ¿qué le decimos a ella? Asaltacunas, ninfómana, puta, guarra…
No digo que no pueda haber personas que critiquen a estas actrices por salir con actores muchos más jóvenes (generalmente porque sienten envidia), pero no me preguntéis por qué, a mí me da la sensación de que es Palenciano la que están proyectando en los demás lo que ella misma piensa. Por otro lado, me pregunto, ¿y al chico no se le censura por “estar saliendo con una vieja”? ¿Por qué esa parte no se cuenta?. Continúa:
Chicas, el peor mensaje es para nosotras, porque el patriarcado a los tíos, desde aquí arriba (sube la mano izquierda) os oprime, os castra de muchísimas cosas desde que sois niños, pero a nosotros aquí abajo, no nos está castrando, nos estás asfixiando, nos están matando y nos violan a diario en todo el planeta Tierra.
Palenciano, sin darse cuenta, se está dando un tiro el pie. Nunca en la historia de la humanidad ha habido menor número de asesinatos y violaciones, por cada cien mil habitantes, que ahora mismo, y esto, justamente, es gracias a ese patriarcado malévolo del que ella habla. Como dijimos, la pobreza se ha ido reduciendo progresivamente a partir del siglo XIX; los asesinatos y las violaciones correlacionan con altos niveles de pobreza y bajos niveles de educación en la población. No puedes comparar los niveles de asesinatos y violaciones que ocurren en España con los que ocurren en otros países menos desarrollados, porque, estos últimos, tienen un problema de delincuencia en general, no específico de delincuencia contra la mujer, y pretender realizar una asociación entre ellos y la masculinidad (que es lo que está intentando hacer ella) no tiene ningún sentido.
En este mapa podemos observar los índices de criminalidad mundiales en el año 2016 y cómo correlaciona, grosso modo, con el grado de desarrollo económico de los países. Como podemos observar España es uno de los países más seguros que existen en el mundo.
Se le podría preguntar a Palenciano: ¿qué cifra de violaciones y asesinatos debería haber para que dijese que esto ya no es un problema? Supongo que diría que cero, pero es que, como todos sabemos, esto es un imposible, porque en la sociedad siempre va a haber un mínimo de delincuencia aun en los países más desarrollados, pero no por un problema del patriarcado o de la masculinidad, sino porque siempre va a ver un porcentaje de personas que, generalmente, por un problema de pobreza, trastornos mentales, bajo nivel educativo, etc., acaben delinquiendo. Lo que hay que intentar es minimizar estos factores. De hecho, si el problema fuese la masculinidad y el machismo, se debería entonces explicar cómo puede ser que la misma masculinidad que te viola o asesina es la misma que intentará salvarte de una violación, de un asesinato o de una casa en la llamas.
Continúa:
…(cabreada) soy la hija de un padre ausente, soy la hija de un padre que ha creído que ser padre es trabajar 12 horas fuera del reino, llegar al reino, poner la tele y no preguntarme nunca ni si quiera si tengo un examen. Soy la hija de una madre, que se pasa todo el puto día cabreada porque trabaja igual que mi padre, 12 horas fuera del reino, y otras 12 horas adentro porque mi padre no mueve un dedo. Y cuando lo mueve dice (con voz de cani): “yo es que ayudo en casa”, como que la casa es de mi madre. Si encima tengo dos o tres hermanos siento que en ese reino a mí no me mira ni el perro.
Aquí se ve clarísimamente lo que le ocurre a esta mujer. Ella ha vivido una vida muy dura, en una familia disfuncional, donde no se ha sentido querida, lo cual le ha llevado, como después contará, a iniciar una relación de dependencia con un chico que la maltrataba. Nadie cuestiona estos hechos. El problema de lo que ella ha pasado es que, como diría Nietzsche:
No han de turbarnos nuestros problemas, sino tan solo nuestra incapacidad para sacar de ellos algo hermoso.
Ella no ha sabido hacer bien esto (o lo ha hecho para con las mujeres maltratadas, pero no para el resto de personas). Pamela Palenciano ha sido una mujer que ha sufrido mucho y ha canalizado todo su dolor y toda su ira a través del feminismo, porque este, a través de su teoría, le ha ofrecido una explicación a sus males. El error que está cometiendo es extrapolar su experiencia personal (que nadie cuestiona que sea muy dura) al resto de la sociedad, intentando “demostrar”, a través de su testimonio, que esto es un problema universal. Lo que ella no alcanza a ver es que, en primer lugar, ella, por desgracia, ha crecido en una familia disfuncional (y no todo el mundo crece en este tipo de familias), y en segundo lugar, si preguntas a las personas, te encontrarás con multitud de casos opuestos (hombres que relatan que sus madres nunca les trataron bien) y que tienen la misma validez que el testimonio de ella. En resumen, lo que Palenciano anhela es haber crecido en una familia donde ella se sintiese querida; es decir, estamos ante una mujer muy traumatizada, que no ha sabido o podido superar ni canalizar bien sus traumas y le han conducido hacia una misandria. Esta es la conclusión que yo saco después de verla, por lo tanto, a las personas que la traten con malicia y con ira, que recuerden que esta persona dentro de sí misma tiene mucho dolor; ahora bien, eso no es motivo para que debamos permitir que este tipo de contenido sea, en primer lugar, pagado entre todos, y en segundo lugar, enseñado a los adolescentes, porque lo que se está aquí representando no es educativo de ninguna manera, pues no puede ser educativo algo que nace y muere en el odio.
El monólogo continúa narrando la relación de Pamela con su primer novio, al cual lo describe y lo imita como el típico adolescente malote, con el que tiene una relación tóxica (porque es tremendamente controlador y celoso) y absoluta dependencia emocional hacia él. En un momento dado parodia la forma en la que tenemos los hombres de saludarnos, es decir, de una forma bruta, con un abrazo a golpes. Seguido hace el siguiente comentario:
Os digo una cosa chicos: si entre iguales habéis aprendido que amaros entre ustedes es pegaros hostias, cuando venís a querernos a las mujeres nos queréis muy mal eh. Os estáis equivocando.
¿Está tratando de insinuar que todos los hombres (o los adolescentes que hay en ese teatro) somos unos garrulos y que cuando vamos a donde las chicas las tratamos como unos cavernícolas?
El monólogo continúa y hay que reconocer que la mujer hace muy bien de chico cani, y en algunos momentos resulta hasta cómico.
En el minuto 39 dice lo siguiente:
¿Habéis escuchado la palabra histérica? Se la inventó un tío, que decía que las mujeres éramos histéricas porque el útero se nos subía al pecho y luego llegó Freud y lo arregló y dijo que las mujeres éramos histéricas porque no teníamos pene. Hay que ser gilipuertas. Hacen unos estudios tan imbéciles… ¿Tú te crees que las mujeres vamos a ser histéricas porque no tenemos pene?
Aquí Palenciano demuestra una gran ignorancia. En primer lugar, está hablando de Hipócrates, el padre de la medicina. En aquella época se creía que el útero no estaba estático en el cuerpo de las mujeres y se movía a lo largo de él causando enfermedades. De hecho, la palabra hystera significa útero en griego. Lógicamente, hoy nos suena absurdo un tipo de explicación de este calibre, pero no hemos de olvidar que estamos hablando de hace 2.500 años, una época en la que se creía que había seres que te tiraban rayos desde el cielo. Por otro lado, Palenciano está confundiendo la histeria como patología, con su expresión coloquial, es decir, la manifestación exagerada o explosiva de una conducta. La histeria como patología, según el CIE es:
“Trastorno mental en el que se produce ya sea una estrechez del campo de la conciencia o bien una alteración de la función motriz o de la sensorial, por motivos de los cuales la persona no tiene conciencia y que parecen tener valor simbólico o ventaja psicológica. Puede caracterizarse por fenómenos de conversión o disociativos. En la forma de conversión, el síntoma principal o único consiste en la alteración psicógena de alguna función corporal, por ejemplo: parálisis, temblor, ceguera, episodios convulsivos. En la variedad disociativa, el hecho más notable es la restricción del campo de la conciencia, que parece servir a un propósito inconsciente y que generalmente va seguido o acompañado por amnesia selectiva. Puede haber cambios espectaculares de la personalidad esencialmente superficiales, que a veces se manifiestan en forma de fugas. El comportamiento puede imitar una psicosis o, más bien, la idea que el paciente tiene acerca de una psicosis”.
Desde el DSM III se abandonó el concepto de histeria para formar dos grupos: los trastornos somatomorfos y los trastornos disociativos. Los primeros hacen referencia a síntomas somáticos que sugieren una enfermedad médica (parálisis, ceguera, dolor…), pero que no pueden explicarse por hallazgos orgánicos, ni de sustancias ni por otros trastornos mentales. Este tipo de trastornos tienen mayor prevalencia en las mujeres. Los segundos hacen referencia a las alteraciones en la integración de diferentes funciones de la conciencia, la identidad, memoria, y percepción del entorno, que puede dar lugar amnesias disociativas, fugas disociativas, trastornos de identidad disociativos, despersonalización…
Por último, no seré yo quien defienda al psicoanálisis, pero Freud trataba la histeria en los términos patológicos antes mencionados, y no decía que las mujeres sufriesen histeria por no tener pene. Creo que Palenciano se confunde con el concepto psicoanalítico de “envidia del pene” de las niñas al descubrir que carecen de él; sin embargo, Freud contaba que la histeria viene dada por conflictos inconscientes, que sí que relacionaba con la psicosexualidad (y están, hoy en día, muy cuestionados) pero no por los motivos que dice ella.
Pero es que lo peor viene ahora, porque justifica el concepto popular de histeria, en el sentido de perder los nervios, con que las mujeres tragan y tragan y tragan y un día explotan. ¿Pero es que acaso no puede aplicarse lo mismo a los hombres? Por cierto, ¿está tirando del típico tópico de que las mujeres son histéricas por definición?
Las mujeres somos histéricas, porque tú cuando te callas una cosa, dos, tres…, a la cuarta que te has callado eres capaz de reventar por un vaso de agua. ¿No os ha pasado, queridos míos, con vuestras madres, hermanas, primas, parejas, que, de repente, empezamos a gritaros de la nada?
Pues sí, nos ha pasado. Pero esto le pasa a todo el mundo que va acumulando boletos en forma de rabia y asuntos pendientes y un día, debido a la tensión acumulada, termina explotando.
Continúa el monólogo diciendo a los presentes que imitará a un tío. Al grito de “masculinidad hegemónica” se pone la capucha y se “transforma” en Antonio. Tampoco se rompe mucho la cabeza, la verdad, porque básicamente este personaje es el cani que hemos estado viendo a lo largo del monólogo. Básicamente lo que hace es imitar al típico chulito de clase, acercarse al público, decir cuatro chorradas y luego preguntar a un grupo de chicas algo que, bajo ningún concepto pensaremos que es capcioso:
¿Os sentís igual con Pamela que con Antonio?
Lógicamente, las chicas, ante la vergüenza y la presión del momento y debido a que el personaje que está imitando es medio subnormal, contestan que no se sienten igual, que se sienten intimidadas. Vamos que, básicamente, Palenciano consigue sacar de ellas la respuesta que desea oír. Seguido, se dirige a los chicos y sin darles tiempo a responder les pregunta:
Vosotros con Antonio bien, ¿verdad? Todo bien, choca la mano, somos colegas… Vale.
Y si va y nos les deja responder… Continúa:
¿A qué os parece una gilipollez lo que estoy haciendo?
Efectivamente. La única verdad que ha dicho en todo el monólogo.
A mi también me lo pareció en Madrid un día de enero de este año, yo me ponía mi gorro, seguía haciendo de Antonio, y veo que una fila entera de niñas de vuestra edad hacen todas al unísono (gesto de susto) (…) “Joder profe cuando haces de tío es increíble cómo intimidas ¿eh? Es una cosa… Es un respeto… Una intimidación brutal. Cuando estás hablando como tú, no, pero cuando haces de tío…” (…) En cambio voy a ellos y (les pregunta) “nenes ¿qué sentís?” (contesta imitando a los chicos) “¡Joe profe! Como un colega más, joe, es que me molaba que te cagas”. (Continúa como ella) Soy una tía y cuando ocupo la energía masculina las intimido y me pasa igual aquí que en cualquier lugar del mundo. (…)
Me quedo sin palabras… Si para esta mujer comportarse como un tío es comportarse como un gilipollas, yo no sé con qué clase de hombres se relaciona ella. Me parece que vive en un planeta diferente. ¿Hay algo en este monólogo que no sean caricaturas?
Fijaos ahora en esto:
La regla es maravillosa. Yo me he declarado en estado de regla permanente. La tengo todo el tiempo. A mí me preguntan: “Pamela, ¿tú por qué eres tan borde?” (contesta) “¡Porque tengo la regla!”, “¿Pamela, ¿por qué lloras?” (contesta llorando) “Porque tengo la regla”.
Si veis el vídeo observaréis que cuando imita al hombre tira de los estereotipos de fuerte, duro, cani, grosero…, y cuando imita a la mujer, del estereotipo de débil, sumisa, histérica… Honestamente, además de misándrica, me parece machista. El problema es que si esto fuese un monólogo de humor donde todo el mundo sabe que la caricatura se está haciendo a propósito con el fin de echar unas risas, no pasaría nada, pero es que ella se cree el mensaje que está transmitiendo, y para ello se sirve del humor, y en su cabeza, pareciese que todos los hombres y mujeres son como los describe.
Durante más de 21 siglos de historia que te han dicho en todos los ámbitos, siempre (imita a un hombre): “que te calles. ¿Qué vas a hablar de política, de coches, de fútbol? ¡Que te calles! Si quieres escribir un libro ponte un nombre de hombre. ¡Que te calles!”.
Sin comentarios…
La violencia no tiene dos versiones, solo tiene una (levanta su mano izquierda), quien la ejerce (levanta su mano derecha por debajo de la izquierda) y quien la enfrenta (…). El conflicto sí puede tener dos versiones, porque no hay relación de poder: una amiga o dos amigas que se pelean, pues tú escuchas la versión de una y de la otra, porque se sienten distintas, porque se han peleado, pero la violencia no.
No sé exactamente qué se supone que debemos entender de aquí… Cuando alguien ejerce violencia, por ejemplo, un sargento sobre un soldado o un padre sobre un hijo, entiendo que esa persona parte de una posición de poder con respecto a la otra. Hasta aquí todo bien (aunque pienso que no necesariamente para que haya violencia ha de haber posiciones desiguales), pero es que, aunque ella no lo dice directamente, el mensaje que nos está dando a entender—debido a que constantemente nos está recordando que los hombres “están aquí” (levanta su mano izquierda) y las mujeres “están aquí” (levanta su mano derecha por debajo de la izquierda)— es que cuando hay violencia en una pareja, únicamente puede ser considerada tal cuando la ejerce el hombre, porque, por definición, la mujer siempre está por debajo.
Chicas, vosotras caminando solas o con vuestras amigas, alguna vez, al ver a un tío o a un grupo de tíos, ¿no habéis decidido caminar tres calles más para el otro lado para evitar pasar por en medio? (no contesta nadie) ¡¿Chicas?! (tímidos síes) Hijas, más fuerte, que luego la feminazi soy yo. ¿! Os ha pasado alguna vez en vuestra vida, chicas!? (…) ¿y recordáis la mirada de ese tío, cuando os cambió el cuerpo a los 10 u 11 años, aquel verano, que el abuelo de vuestra vecina, que vuestra madre a veces os dejaba con él, y que de repente el tío os miraba de otra forma, y vosotras empezabais a hacer así con la ropa y a taparos?. ¿Os acordáis de ese tío?
Sacad cada uno vuestra propias conclusiones de lo anterior… Hay muchas cosas que estoy obviando del monólogo, pero si lo veis, constantemente hay por parte de Palenciano un trato muy degradante hacia los alumnos varones que allí están presentes: les vacila, les ningunea, se dirige a ellos de muy malas formas… Es la paradoja: ella se queja del trato que reciben las mujeres y, sin darse cuenta, ese mismo trato que ella dice recibir constantemente, es el que le da a esos chicos.
A continuación viene la parte del monólogo más conocida, por ser la más polémica. Esta parte ha sido muy criticada por mucha gente por entenderse que Palenciano está justificando la violencia contra los hombres. Yo no estoy al 100% de acuerdo con esta apreciación. Si vemos la escena contextualizada, lo que ella hace, dentro de que no lo defiendo y pienso que está mal, tiene un sentido: como dijimos el novio es un auténtico gilipollas: la controla, la ningunea, la desprecia…; después de aguantar carros y carretas ella va a donde él, dolida y afectada emocionalmente, a pedirle explicaciones. Él, sentado en un banco, le hace el vacío. Ella mira al público y dice:
No os están entrando ganas de que yo, así no más, sin violencia, le de al Antonio una rafailla en el aire, para que cambie de postura… ¿Os están entrando ganas? Claro, porque enfrente tengo seres humanos… A cada acción, le corresponde una reacción.
Continúa con la representación, el personaje pierde los nervios y le pega en la cara al chico. Este, se toca la boca, gime del dolor y… no hace nada, vuelve a hacerle el vacío. Palenciano mira al público y dice:
¿No os están entrando ganas de que le meta 26 más? Es que mi hostia no iba gratis. Mi hostia tenía un objetivo, que el tío hablara y como no habla me lío a hostias con él.
El problema de esta parte del monólogo es que, si descontextualizamos esta escena, podría darse a entender que toda persona que estuviese hasta las narices, por ejemplo, de su pareja, y decidiese no hablarla, entonces la otra persona puede verse “autorizada” a pegarle porque la está maltratando con la indiferencia. Es decir, todos aquí entendemos que el personaje de Palenciano está muy al límite y termina pegando a Antonio debido a la tensión que lleva dentro. Aunque el acto esté mal, se entiende. Sin embargo, tal y como ella lo expone, y con la agresividad con la que lo hace, podría conducir a la interpretación de que, por sistema, el hecho de callar es una forma de maltrato. Lógicamente, esto no es así. Como el monólogo está muy enfocado a transmitir un mensaje muy concreto (la miserable vida de las mujeres, los privilegios de los hombres…), esta escenificación resulta peligrosa, porque, si uno termina pensando que, efectivamente, la vida de las mujeres es poco menos que un infierno, entonces, esta percepción, le puede a uno llevar a justificar todo tipo de actos negativos, debido a que “es una reacción” a la opresión.
Dice un poco más adelante acerca de que la policía colgó en Twitter el siguiente tweet:
“Si os roban un beso no es delito”. Digo, mira… La policía… Qué pensamiento tiene, no sé… tan machista.
Porque los besos solo los pueden robar los hombres. Después continúa con la siguiente aseveración gratuita:
El 95% de los accidentes de tráfico en el mundo, esto son estudios estadísticos, son cometidos por personas del sexo masculino, pero aquí, quien conduce peor y ni si quiera sabemos aparcar somos nosotras.
A qué viene este dato no me preguntéis. No he podido encontrar el dato mundial, pero según la National Highway Traffic Safety Administration las cifras en EE.UU. son:
Por ejemplo, en el 2012, la diferencia en accidentes mortales fue de 3 a 1 para los hombres., lo cual no es el 95%. Pero es que en accidentes de lesiones y en choques que solo causan daño a la propiedad la diferencia es muy pequeña entre ambos sexos, siendo alrededor de 1.500 y 3.700 accidentes para los hombres y 1.250 y 2.800 para las mujeres. Pero es que, además, el conductor masculino promedio condujo más de 15.000 millas, en comparación con las 10.000 de la mujer promedio.
Continúa Palenciano:
No sé si se han dado cuenta que dicen: “una mujer muere”. Digo ¿de qué se ha muerto? “Una mujer muere a manos de su pareja”. Yo digo: pero si la han matado. ¿Qué me vas a colocar ahí el sujeto pasivo? (con voz de niña idiota) ¡Venga vamos a dar clases de lengua gratis, que Pamela enseña, entretiene y educa! Cuando tú pones “una mujer muere a manos de su pareja” la estás colocando a ella como el sujeto pasivo. ¿Qué me estás diciendo entre líneas? Que ella es responsable de la acción, ¿verdad? Y cuando nos mata te vas a disculpar.
¿¡Qué dice esta mujer!? ¿De dónde saca esta lectura? El sujeto pasivo es que el recibe la acción, es decir, la mujer recibe la acción de que la maten. ¿En qué momento utilizar esta forma está relacionado con responsabilizar a la mujer de su asesinato? No tiene ninguna lógica. Pero es que además, si hacemos una pequeña búsqueda en internet poniendo en Google entre comillas: “mata a su mujer” veremos que figuran 1.540.000 resultados, y si ponemos entre comillas “una mujer muere” sin especificar de qué, los resultados que obtenemos son la mitad: 760.000. De hecho, hasta el final de la segunda página no podremos hallar una noticia que diga “una mujer muere asesinada”, con lo cual ni si quiera parece ser el método más usado por los medios de comunicación. Continúa Palenciano:
(Cabreada) Me vas a poner al único sujeto responsable: “¡un hombre!”. Y no me des nacionalidades, ¿o es que siempre el marroquí o el latino es el que mata?
Yo no sé en qué mundo vive esta mujer. Si hay hoy en día una crítica generalizada a la prensa, es justamente porque ocultan la nacionalidad de las personas extranjeras cuando realizan alguna violación o asesinatos a mujeres. Pero lo peor es que unos segundos después se contradice de lo que decía antes:
Si es de aquí siempre ponen: “un hombre mata a su pareja” y cuando es de Murcia lo ponen abajo. Digo, mira, siempre es el marroquí el que está matando… ¿Pilláis un poco la manipulación de los medios?
Sí, y la tuya también. ¿Pero no decíamos que suelen poner “una mujer muere a manos de su pareja” y no “un hombre mata a su pareja”? ¿En qué quedamos?
Acto seguido dice lo siguiente:
Los de “SOS papá”, la plataforma de “custodia compartida ya” y toda esa panda de maltratadores en plataformas asociados que van diciendo por ahí que pobrecitos de ellos, que ella puso una denuncia falsa…, yo no soy maltratador…, eso es mentira… Claro siempre es mentira.
Sobre las denuncias falsas no voy a decir nada, porque ya escribí El tabú de las denuncias falsas por violencia de género que llegó a portada analizando qué es lo que pasa con ellas. Lo que sí que diré es que Palenciano demuestra ser muy canalla y tener mucho odio a los hombres haciendo este tipo de comentarios.
Cuando yo me di cuenta en terapia que todo lo que mepasó fue por ser mujer…
No, lo que te pasó no fue por ser mujer, fue por haber crecido en una familia disfuncional, que te llevó a tener muy poco autoestima, y a iniciar una relación de dependencia emocional hacia una persona que resultó ser un maltratador. Podrías haber nacido hombre y te podría haber pasado al revés.
Lo curioso del tema es que en el siguiente fragmento habla de un tal Lolo —que es el siguiente novio que se echó— y resultó ser un tío estupendo, majísimo, educado, que la respetaba…, y ella, después de haber convivido en una familia disfuncional, de haber estado con un novio maltratador…, pasó a ser ella la maltratadora. El tal Lolo la dejó al cabo de un tiempo. La justificación que da ella es que cuando estás aquí (sube la mano izquierda) no se aprende a esperar. Es decir, que no es que el tal Lolo tenga más autoestima, probablemente hay crecido en una familia más funcional donde le enseñaron a establecer límites… No, es por el patriarcado. De igual manera, no es que el exnovio de Palenciano, probablemente, haya crecido en otra familia disfuncional, que vio en los padres esas conductas que él replicaba con ella… No, es por el patriarcado. Y cuando la literatura científica establece como un factor de riesgo importante para acabar siendo un maltratador, el hecho de haber sufrido o presenciado maltrato en la infancia, supongo que también estará compinchada con el patriarcado.
Aquí termina el monólogo. Tengo que decir algo en favor de Pamela Palenciano: si dejase de un lado la propaganda feminista, las retóricas de opresores y oprimidos y centrase el monólogo en la experiencia de maltrato que puede sufrir cualquier persona en una relación de pareja, creo que el monólogo estaría bastante bien, llegaría a muchas más personas y tendría mucha más aceptación. Pero como no creo que esto vaya a ocurrir, espero con este resumen haberos ahorra dinero y tiempo de vuestra vida, porque realmente sí que creo que Palenciano se merece las críticas negativas que ha recibido, porque estamos ante un monólogo especialmente misándrico y machista. Lo que me parece alucinante y un claro despropósito es que este tipo de contenido esté en los institutos y sea financiado con dinero público.
Comentarios
Menudo trabajo, te has currado muchísimo el post, la verdad que cada vez da mas gusto leerte.
#4 Gracias
Ofrecer datos a las feminazis y demás yerbas de la izquierda posmoderna, es como sacarle una ristra de ajos a Drácula.
No entro en su discurso, a mi me parece ideología de género pura y dura que usa un discurso de enemigo único muy peligroso. Eso sí, recuerdo que una de sus polémicas es por unos chavales que se fueron de su charla de m...
Y su respuesta no fue otra que acosar a menores de edad ridiculizándolos delante de los presentes.
Muy lamentable.