Este pequeño artículo pretende ser una crítica materialista al artículo Dalí, 15-M y patios traseros del sistema: propaganda y política en La casa de papel de J.M. del Olmo Piera publicado en CaninoMag y meneado en el siguiente enlace: dali-15-m-patios-traseros-sistema-propaganda-politica-casa-papel/
A mi juicio, este artículo es para tirarlo al vertedero ideológico del que ha salido. La idea principal que maneja es (y cito): «Y ya en la tercera temporada, [...]. Queda certificado que la lucha de clases no es el motor de esta historia, sino el deseo.»
El deseo? El triunfo de la voluntad? La puta que los parió; esto es idealismo alemán en estado puro, el germen del nacional-socialismo (por si alguien no lo sabe). Y por si fuera poco, lo pone como superación del materialismo histórico marxista (grueso) sin tener en cuenta lo que pasó en la II Guerra Mundial: que el idealismo alemán se fue a tomar por culo aplastado por la dialéctica de estados (sobretodo por el soviético). Para continuar, está lleno de pinceladas psicologistas que juzgan a los protagonistas que deja entrever trazas de psicoanálisis al más puro estilo lacaniano.
El artículo ilustra perfectamente la idea posmoderna de negar explícitamente la dialéctica como elemento que permite estudiar la Historia de las sociedades humanas y las sociedades políticas desechándola y sustituyéndola por la creación de mitos y de grandes relatos que expliquen el desarrollo de dichas sociedades para así construir "el pueblo" (Volk), recuperando para ello el vitalismo de la 2ª Internacional profundizando en la democracia liberal radicalizándola. Esto es "estrategia socialista y hegemonía" tal como lo definió Laclau. Es decir, inventando un puta mentira y metiéndosela por el gaznate a la gente para crear un "espíritu del pueblo" (Volkgeist), aunque el relato no coincida con la realidad. Esto está más cerca del fascismo que de cualquier cosa parecida al marxismo. Para quien no se halla dado cuenta, esa cosa llamada "marxismo cultural" no es marxismo si no posmodernismo que cuando se combina con las ideas populistas de Laclau (y su mujer Chantal) da como resultado un protofascismo liberal disfrazado de color fucsia.
El motor de la historia es la dialéctica entre estados (pluralmente entendido) que está a su vez entretejida con la dialéctica de clases (múltiples) in media res, en una misma malla, formando una única dialéctica.
Comentarios
#0 https://es.wikipedia.org/wiki/Peronismo
#0 no soy mucho de enlazar pero como el artículo al que ahora envío es mío me voy a permitir el lujo:
Weber y su estratificación social: el liberal desgarrado
Creo que algo de relación (de base) con lo que escribes tiene. Si te decides a leerlo me gustaría que atendieras a la parte final de "comentarios del autor" al llegar a esta.
Gracias.
#2 Hola!
Muy currado tu artículo, una lástima que tenga tan pocos meneos y ya esté cerrado. Respecto a tu comentario del artículo, me parece acertado que comentes la oposición dialéctica (no en el sentido escolástico, Kantiano, Hegeliano si se quiere, si no en un sentido de que proviene de la tradición clásica [1]) entre el objetivismo de las teorías de Marx y el subjetivismo de Weber y cómo este último parece partir de las tesis materialistas de Marx para subordinar su concepto de clase simbólica a las clases materiales.
Es interesante ver que Weber termina admitiendo que lo que determina la conciencia del ser social (y lo que lo determina la clase a la que portenece) son las condiciones materiales, pero admitiendo que la conciencia subjetiva de los individuos pueda influir en la conformación de la clase simbólica.
Sobre tu apunte final «De ser esto así, la teoría weberiana no sería otra cosa que una descripción mas detallada de la teoría de clase marxista que incidiría en la importancia de la diferenciación simbólica posterior a la diferenciación material. Los “grupos de estatus” basados en “estilos de vida” no serían, como propone Weber, una especie de grupo diferente a las clases, sino clases subordinadas a sus anteriores, las materiales. Marx nos explicaría el “qué” y Weber nos explicaría el “cómo”.»
Se podría decir que tu conclusión es una síntesis a dos niveles: a nivel macro y a nivel micro de cómo se determinan las clases sociales. Un marxista ortodoxo criticaría esta conclusión objetando que lo que determina la conciencia del ser social son las condiciones materiales (no la conciencia subjetiva de los individuos) y un liberal protestante objetaría justamente lo contrario, que la conciencia subjetiva de los individuos es lo que determina el ser social (y mucho más si es de corte calvinista, debido a la doctrina de la doble predestinación [que de ahí viene la lotería ;-)]). Precisamente esta es una de las oposiciones principales que nos encontramos en el capitalismo de cuño protestante y el de cuño católico, así como de la oposición (tomada generalmente) entre el capitalismo y el socialismo.
Pero a mi juicio, ambos análisis (el de Marx y el de Weber), así como tu conclusión, pasan por alto la dialéctica que se dejó entrever durante la 1ª y la 2ª Guerra Mundial, que es la dialéctica de estados [2] (cosa que si Stalin entendió, al contrario que Trostsky, de ahí que muchos viejos troskystas se hayan reconvertido en capitalistas que entienden el mundo sin fronteras), la cual está entretejida con la dialéctica de las diferentes clases que conforman la nación política de los diferentes estados, los cuales están enfrentados entre sí en un proceso de biocenosis, depredándose los unos a los otros. Esto afecta irremediablemente a la dialéctica de clases (o subclases, o simbólicas en términos weberianos) y creo que invalida las tesis de conformación de clases (o de "estilos de vida") dirigidos por una conciencia subjetiva perteneciente a los individuos (cuya existencia estaría todavía por demostrar).
[1] Criterios para una taxonomía de las figuras de la dialéctica procesual
[2] Dialéctica de clases y dialéctica de estados