¿Qué está ocurriendo en Hollywood con el cine de entretenimiento?

En los años 50 y 60 los western se volvieron películas mainstream (un fenómeno de masas), que condujo a la industria del cine a explotar tanto este género, que, llegada la década de los 80, ya no había prácticamente ninguna historia nueva que contar. Se podría decir que los western eran las películas de acción de la época, donde podíamos ver los tópicos de siempre, a saber: la damisela en apuros, el héroe, el tipo duro, el villano, el secundario cómico, etc. Esta estela fue recogida en los años 80 por las películas de acción clásicas: recuérdese a los Schwarzenegger, los Bruce Willis, los Stallone, los Van Damme, etc.

Por mucho que nos gustasen, Stallone, Van Damme, Seagal o Schwarzenegger no eran grandes actores, y las películas que realizaban solían caracterizarse por un guion bastante sencillo que siempre cumplía con los tópicos enumerados arriba

Una de las grandes paradojas del cine es que, si este es arte, estas películas siempre fueron consideradas como de la parte baja de esta actividad. Tanto es así, que, prácticamente, nunca vimos a una película de acción ganar un Óscar, salvo en algún apartado técnico. Sin embargo, la paradoja residía en que, muchas veces, el número de premios era inversamente proporcional al número de espectadores que llevaban a las salas de cine. En otras palabras: cuanto más los críticos intelectuales despreciaban a este tipo de género y al tipo de actores que solían dar vida a nuestros héroes de la infancia, más largas eran las colas de los cines para ir a verlos.

No obstante, si hacemos un análisis serio, no cabe duda de que los críticos siempre tuvieron algo de razón: por mucho que nos gustasen, Stallone, Van Damme, Seagal o Schwarzenegger no eran grandes actores, y las películas que realizaban solían caracterizarse por un guion bastante sencillo que siempre cumplía con los tópicos enumerados arriba. Así, poco a poco, y debido al incremento de los efectos generados por computadora (CGI), las películas fueron transitando de la acción real a la acción generada por efectos digitales, y así, nuestros héroes de la infancia fueron siendo reemplazados por películas de súper héroes que casaban mejor con los avances en CGI.

Al igual que si nos dan caviar todos los días nos terminamos saturando y el cuerpo nos pide otro tipo de alimentos, entre los espectadores se produce un efecto similar cuando las películas de entretenimiento se basan en ofrecer un monstruo cuanto más grande mejor.

Ahora bien, desde hace muchos años un rumor recorre el cine de entretenimiento: las producciones hollywoodienses son cada vez peores, no tanto en cuanto a efectos digitales —que están a día de hoy en la cresta de la ola— sino en cuanto a los guiones, las historias y la forma de hacer cine, que, unidas, habrían de generar en el espectador placenteras emociones, pero que, sin embargo, lo que suelen estar consiguiendo es generar indiferencia. Pero, ¿por qué está pasando esto? A mi modo de ver puede haber varias razones:

1)    Hoy en día hay peores directores y escritores.

2)    Se les han acabado las ideas. De tanto explotar el género ya no saben qué hacer.

Sin embargo, estas dos razones, por sí solas, no creo que llegasen a explicar del todo el problema, puesto que películas mediocres siempre han abundado. No hace falta más que ver aquellos western baratos, que se grababan en un solo día, de los años 50 o 60, o esas películas de acción de serie B que se rodaban en los 80 y en los 90 para ser sacadas directas a vídeo. Malos cineastas siempre ha habido y siempre habrá. Por tanto, debe haber otras razones:

3)    Entre la gente se produce un efecto saturación. En efecto, al igual que si nos dan caviar todos los días nos terminamos saturando y el cuerpo nos pide otro tipo de alimentos, entre los espectadores se produce un efecto similar cuando las películas de entretenimiento se basan en ofrecer un monstruo cuanto más grande mejor. Recordemos Parque Jurásico. No solamente lo que la hizo grande fue que nos mostrase dinosaurios que parecían reales, sino que se nos presentaban alrededor de un trama que generaba intriga, angustia, miedo… y al espectador le mantenía pegado al sillón. De este modo, la crítica generalizada a Hollywood, vendría a decirnos que, no se critica tanto el hecho de la utilización de los efectos digitales, sino el intento de compensar, mediante ellos, la carencia de aquellos aspectos fundamentales del film, sin los cuales la película queda desangelada, sin capacidad de generar emociones. De este modo, Hollywood parece haberse convertido en una maquinaria de hacer películas sacadas todas del mismo molde, al igual que les ocurrió en los 60 con el Western.

4)    Consumismo de películas: vendría a ser el efecto anterior, pero en vez de aplicado a los efectos digitales, se aplicaría al hecho de tener la posibilidad de ver películas en, prácticamente, cualquier momento y cualquier lugar. El hecho de poder acceder a tan amplio catálogo de películas mediante plataformas como Netflix, Movistar, canales temáticos, o descargas de internet, hace que, de nuevo, por saturación, sintamos que una película, hoy en día, no sea más que otra más dentro del infinito abanico disponible. Atrás quedaron aquellos tiempos en que ir al cine era un acontecimiento. Y es que, como dice el refrán: “lo poco agrada y lo mucho cansa”.

5) Hollywood es un negocio donde a los productores no les importa tanto el arte, sino ganar dinero, y esto último no siempre va ligado a hacer buenas películas.

En fin, sea como sea nos esperan años difíciles en la industria del entretenimiento. Añadido a todo lo anterior, parece que la industria tuviese una obsesión por cargarse sagas míticas como Matrix, Terminator, o Indiana Jones. Quizás Marty Mcfly tenía razón cuando le decía a Doc que "en el futuro nos volvemos gilipollas".