Unos vecinos de donde vivo tenían una palmera al lado del camino en su finca rustica en la que viven. El árbol se secó a consecuencia de una enfermedad producida por un pequeño escarabajo que se la comió por dentro hasta matarla.
Quisieron quitar la palmera para plantar otra en su lugar, cortaron todo lo que pudieron hasta dejar el tocón, pero no pudieron con el ni con las raices que eran muy duras, ante esto pensaron en quemarlo para que fuese mas fácil eliminarlo del todo. Lo rociaron con un poco de gasolina y le prendieron fuego. Quiso la mala fortuna que en aquel momento pasaran por el caminos unos agentes rurales que detuvieron el todo terreno y se dirigieron a mis vecinos:
-tienen permiso para hacer fuego
-si y se lo mostraron
-este permiso es para quemar ramas de poda, no para lo que están haciendo y si no lo apaga inmediatamente serán multados.
Estos agentes que tan ultramegaarchi permisivos son con los cazadores, aquí aplicaron la ley con un puntillismo exagerado ya que esto sucedía en el mes de abril después de un largo periodo de lluvias cuando todo estaba verde y esta zona del bajo Ebro parecía un país nórdico, sin contar que las zonas boscosas estaban muy lejos, no había ningún riesgo de provocar un incendio forestal.
Pasó el tiempo y llegó el verano y los grandes incendios en media España y resulta que a estos políticos que todo lo quieren controlar con sus funcionarios se les quemaron casi medio millón de hectáreas, todo por su culpa, por su negligencia, su inoperancia, su desidia y su inutilidad. Y esto no tendrá consecuencias, primero porque son (o tienen) abogados que les permiten salir impunes de todos los desastres que provocan y segundo porque son mentirosas (sinverguenzas) profesionales que saben como manipular a la gente para cargar las culpas sobre otros y para embarrar el debate y que muchos no entiendan nada.
Es decir al individuo se le puede castigar por una nimiedad mientras al político se le tolera cualquier error por muy grande que este sea.