Hace 2 años | Por Andaui a nationalgeographic.es
Publicado hace 2 años por Andaui a nationalgeographic.es

Un sorprendente hallazgo constituye la primera prueba de que, desde hace siglos, las gambas invaden (respetuosa y educadamente) el caparazón de otro animal a falta de una mejor alternativa de refugio. Descrito recientemente en la revista Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology, el fósil representa el ejemplo más antiguo de un camarón que se sirve de otra criatura (o de la casa de una criatura) como refugio, algo que los camarones vivos siguen haciendo hoy en día.