Hace 1 año | Por Sciborg a principia.io
Publicado hace 1 año por Sciborg a principia.io

Cuando la vimos por primera vez quedamos prendados ante la magnitud de su mirada. Tenía los ojos redondeados, grandes y profundos, a través de los cuales podíamos prácticamente leer sus pensamientos. Delante de ellos tenía colocados dos enormes pedazos de rocas transparentes. Estos reflejaban todo a su alrededor, incluidas nuestras siluetas, como si fueran agua fresca. Sin embargo, la mujer era inquietante porque nos observaba durante mucho tiempo.